https://www.youtube.com/watch?v=Fy_Io7Wloo0
Cn esta bella canción de Rozalen despido el años 2024 y acojo el 2025, en complicidad con todas y todes las que aspiramos otro mundo posible
https://www.youtube.com/watch?v=Fy_Io7Wloo0
Cn esta bella canción de Rozalen despido el años 2024 y acojo el 2025, en complicidad con todas y todes las que aspiramos otro mundo posible
Tengo la suerte de participar en la presentación de esta campaña, que recomiendo encarecidamente no solo por estar pensada desde un enfoque de derechos humanos, sino desde una perspectiva feminista e interseccional .¡Atrévete a mirar!
-Proximidad,
y reconocimiento. El cuerpo a cuerpo, que nos saca de la abstracción
de las ideas y nos permite reconocer lo que tenemos en común como seres humanos
liberándonos de estereotipos o prejuicios. O dicho en el lenguaje de Fratelli
Tutti: Acercarse, expresarse, escuchar, mirar conocerse, tratar de comprender,
buscar puntos de contacto, reconocer la diversidad y respetarla, porque el todo
es superior a las partes y las diferencias puedan convivir enriqueciéndose e
iluminándose recíprocamente, aunque ello implique discusiones que hemos de
aprender a gestionar(FT 198-224).
-Escucha y mirada desarmada a los
otros /as. Sin proyectar prejuicios ni pre-concepciones
que buscan enfrentarnos y sitúan a unos/as por encima o por debajo de otros/as. Cuidar
lenguajes y gestos que incluyan y ayuden a desmontar estereotipos,
generalizaciones, fake news y sean respetuosos con la diversidad y el
reconocimiento de la dignidad de todas las personas con independencia de su
género, orientación sexual, color de su piel, status económico, etc. Mirar a
los demás y a uno mismo de forma capacitante, poniendo el foco en las
posibilidades y no sólo en la carencia. Una mirada generadora de vínculos que interrelacione y disponga ala confianza y a generar
“un nosotros cada vez más amplio”, porque lo que lleva siempre al naufragio es
el aislamiento y lo que siempre nos libera es la relación.
-Empatía y
amabilidad. Ejercitar la capacidad de intentar ponernos en la piel del otro, y
hacerlo revisando prepotencias o subalternidades que podemos tener introyectadas. Junto a ello ensayar lenguajes que alienten y conforten, que
estimulen, en lugar de palabras que humillan, , irritan desprecian (…) porque
La empatía y la amabilidad permiten la
búsqueda de consensos y abren caminos donde la exasperación destruye todos los
puentes (F T 198-224)
-Cuestionar la autosuficiencia y acoger
la propia vulnerabilidad ofreciéndonos
amparo mutuamente. Lo que nos hace más humanos no es la prepotencia, la
intolerancia, el dogmatismo excluyente, sino
la capacidad de saber convivir haciendo hueco a la diversidad que nos
constituye como humanidad y aprendiendo a cuidarnos colectiva e inclusivamente,
afrontando juntos los riesgos que nos amenazan como especie y como casa
común. Frente a la cultura de la indiferencia la resignación, la impotencia, el no hay
nada que hacer, cultivar el sostén mutuo, la organización colectiva y la
creatividad. Multiplicar dones, capacidades potencialidades desde la
vulnerabilidad compartida, porque la vulnerabilidad si se colectiviza puede
hacerse potencia
-Compartir relatos de resistencias y búsquedas que nos estimulen, porque no siempre gana Goliat y necesitamos narrárnoslo y celebrarlo. La risa, la fiesta, la celebración, el humor son también importantes como formas de resistencia que estimulan y fortalecen la cultura del encuentro
-La apuesta constante
y terca por el diálogo y la tolerancia desde la sabiduría de la no violencia
activa y la desobediencia civil: No en nuestro nombre. Un diálogo persistente y
corajudo, en expresión del papa Francisco. Un diálogo que trata de ir más allá del diálogo
dialéctico, para llegar a una auténtica comprensión del otro, que permita
una verdadera comunicación mutua, del que emerja un lenguaje común que atraviese
los límites del lenguaje propio. Un diálogo flexible y abierto a un mutuo enriquecimiento. Que nos lleve a estar dispuestos
a ceder algo por el bien común.
¡Buena aventura
y a seguir haciendo mapas y hojas de ruta!¡Nos
jugamos mucho!
Pepa Torres
Pérez
No te lo pierdas
La vida no se cansa de ofrecernos sorpresas y oportunidades inesperadas que nos ayudan a crecer y a agradecer. ¡A por ello!
https://mailchi.mp/035e6cd88656/boletn-de-senda-de-cuidados-n18-verano-de-2024
Con el calorcito ya està aquí el Boletín de verano de Senda de Cuidados. Gracias por tantas complicidades y luchas comunes
https://www.youtube.com/watch?v=ymyVPnLoKRA
Un gusto compartir conversación con la periodista y amiga Mari Ángeles Lòpez y con el siempre lúcido lucio y entrañable Luis Aranguren
https://www.youtube.com/watch?v=IszjnTCuQdw
Hace un tiempo los compañeros y compañeras de " Enlázate por la justicia" me invitaron a hacer esta reflexión que comparto
https://www.amerindiaenlared.org/contenido/24622/tiene-futuro-hoy-la-teologia-que-teologia-/
Un gusto colaborar con la revista Amerindia con este artículo
https://youtu.be/74XALKZ3VEc?si=V2BznfhUZpR-1HYD
Un gusto participar en esta convocatoria y una alegría inmensa poder empujar el parto de la Revuelta de mujeres en la iglesia en Valladolid.
Seguimos y seguiremos hasta que a igualdad sea costumbre
https://www.youtube.com/watch?v=GzwfWYq3lgU
Un placer compartir con tantas compañeras y seguir forzando la ekklesia de iguales, hasta que la igualdad sea costumbre
La injusticia y el sufrimiento no tienen la última palabra sobre la historia. Hay formas de vivir que revelan que el amor es más poderoso que la muerte y que la Palabra encarnada de Dios actúa fecundamente en la historia, de modo que nunca retorna a Él vacía, aunque tenga que atravesar la densidad del sufrimiento. La palabra de Dios es creadora y apuesta siempre por la vida frente a toda forma de violencia, opresión o muerte. Así se nos ha ido revelando a lo largo de la historia de la salvación como los textos de la Vigilia Pascual ponen de manifiesto. Ni siquiera el pecado puede romper esta opción amorosa de Dios por la humanidad y la creación.Pese a nuestras dificultades, esclavitudes e infidelidades Dios sigue apostando por nosotros, incluso en los momentos de absoluta oscuridad, cuando no vemos ninguna salida, cuando nos asalta la certeza de que todo está perdido. Dios se nos ofrece “de balde” sin imponerse, sino mas bien exponiéndose a nuestra libertad y acogida. Como dice el papa Francisco su amor inquebrantable “nos permite levantar la cabeza y volver a empezar con una ternura que nunca nos desilusiona y que siempre puede devolvernos la alegría “(EG 3). Su gratuidad tiene capacidad de transformar el corazón de piedra en un corazón de carne y sellar una nueva alianza que en Jesucristo alcanza su plenitud.
Por eso la vida cristiana no termina en la cruz, sino que nace en la noche de Pascua. En la tradición mística de la Iglesia existe una corriente dentro de la espiritualidad femenina que identifica la cruz con la imagen de un parto en el que a Dios se les rasgan las entrañas y da a luz una nueva humanidad. La Resurrección de Jesús lo renueva todo nos abre a la novedad de su Espíritu vivificante y reciclador. Pero a la vez la Resurrección se nos da en primicia (1 Cor 15,20) y como toda primicia tiene algo de seminal, porque lo nuevo siempre nace pequeño. Quizás por eso necesitamos liberar nuestra concepción de la Resurrección de todo tipo de triunfalismo ya que la experiencia de la Resurrección es siempre humilde y un tanto opaca porque la realidad no deja de perder su densidad y dureza y sólo podemos captar su huella con los ojos de la fe. La Resurrección nos cambia la mirada, la libera del daltonismo espiritual que a veces nos invade, que consiste en detectar sólo el rojo del sufrimiento que nos rodea y a tener una especie de incapacidad para detectar el verde esperanza que también está junto a nosotros.
También nosotros y nosotras, como las mujeres que acudieron aquella mañana de Pascua al sepulcro, podemos estar empeñados en buscar a Cristo en un lugar equivocado. Es en el corazón de la vida, en nuestra Galilea cotidiana donde podemos hallarle y reconocerle en la hondura de lo ordinario dotándolo de sentido y fuerza regeneradora. Como el ángel a las mujeres son muchos los mensajeros que pone nuestro camino para señalarnos que su lugar no es la muerte si no la vida, no es el llanto ni el duelo, sino la alegría. El Resucitado nos “primerea” en el amor y nos invita a involucrarnos con Él en la tarea de acompañar a las personas y hacer de la vida una fiesta permanente y no una pesadilla, a ser una iglesia “en salida” presente en los periferias que necesitan la luz del Evangelio (EG24, 20).
Se acerca la Semana Santa. En este tiempo las cristianas y los cristianos celebramos los acontecimientos más centrales de nuestra fe, con toda su densidad, esperanza y hondura. Sin embargo, resulta éste un tiempo “extraño” para nuestra cultura, que la identifica de manera generalizada como vacaciones de primavera o tiempo de procesiones. No resulta fácil tampoco hallar espacios donde celebrarla desde una teología y espiritualidad actualizada, que conecte con las propias vidas y la realidad que nos atraviesa en sus múltiples dimensiones.