Vecinos y vecinas del Barrio
En un Agosto que arde celebramos también las fiestas populares  de un Lavapiés que arde. Un Lavapiés rebelde, el Lavapiés del no pasaran. El Lavapiés desobediente a las fronteras, a la  exclusión sanitaria y a la represión policial. Un Lavapiés diverso, el Lavapiés también de los manteros y los vendedores de agua y de rosas, porque sus luchas son nuestras luchas y sus sueños son también los nuestros. Porque aquí no sobra nadie más que los especuladores que pretenden mercantilizar nuestras vidas, nuestro suelo, construyendo un hotel en un solar que debería ser para los vecinos y vecinas del barrio, y que no estamos dispuestos a que nos arrebaten.
Aquí cabemos todas. Somos vecinas y vecinos diversos, no nos pedimos papeles para hacer amigos para enamorarnos, para exigir juntas un barrio más vivible liberado de la especulación y de la gentrificación. No nos pedimos  papeles  para luchar juntos y juntas contra el acoso inmobiliario, ni contra los desahucios, como venimos haciendo desde hace años, paralizándolos, exigiendo alquileres sociales y vivienda pública, transformando espacios vacíos y desocupados en plazas habitables y espacios comunitarios auto gestionados. 
No nos pedimos  papeles para luchar juntas y juntos por otro comercio posible, sin franquicias ni grandes superficies, un comercio justo. Un comercio que entiende que las personas somos más importantes que el lucro y el mercado, como desde la Red de  comercio alternativo del barrio estamos intentando. El Lavapiés terco en su apuesta por  otra economía posible, el Lavapiés  cooperativo, el de los grupos de consumo, y las redes  vecinales. 
En estas fiestas recordamos también a quienes no están hoy con  nosotros y su ausencia  nos duele e indigna: personas que han sido desalojadas de sus viviendas por planes especuladores y que han sido arrancadas de su historia y sus raíces con realojos impuestos. Recordamos también  a nuestros vecinos deportados, que  salieron  un día a comprar, a la mezquita, al centro de salud o a trabajar y ya no volvieron  nunca más, como consecuencia de las deportaciones exprés y las redadas racistas. Su ausencia nos sigue haciendo gritar hoy una vez más ningún ser humano es ilegal y nos lleva a denunciar la violencia de las políticas migratorias.
Queremos que la  alegría  y la buena convivencia corran por nuestras calles estos días de cada día y los 365 del año. Pero no nos  conformamos con cualquier  alegría. Nuestra alegría es la alegría corralera, la alegría de los patios de vecinos y de las asambleas de barrio, la  alegría de la hospitalidad y la  cultura de lo común, la alegría de la creación de espacios colectivos y nuevas formas de participación y ciudadanía más allá de donde hayamos nacido, de tener papeles o no tenerlos. 
Felices fiestas populares de Lavapiés
¡QUE VIVA LAVAPIÉS Y SU ALEGRÍA Y SUS LUCHAS CORRALERAS!
Lavapiés 6 de Agosto 2015

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