sábado, 20 de abril de 2024

domingo, 7 de abril de 2024

Iftar en la Mezquita de Bangladesh


Un año más la comunidad musulmana de Bangladesh nos invita a los colectivo sociales del barrio  para partcipar en su Iftar, Un placer de poder hacerlo y seguir luchando juntas y juntos por un barrio sin racismo   y sin fronteras. Juntas celebramos el Iftar y  juntas  luchamos contar las necro políticas de  de fonteras, el pacto migratorio europeo  y el genocidio de Palestina ...Seguimos, día a día hacemos barrio y comunidad  

martes, 2 de abril de 2024

sábado, 30 de marzo de 2024

Noche en vigilia (Sábado Santo)













 

La injusticia y el sufrimiento no tienen la última palabra sobre la historia. Hay formas de vivir  que revelan que el amor es más poderoso que la muerte y que la Palabra encarnada de Dios actúa fecundamente en la historia, de modo que nunca retorna a Él vacía, aunque tenga que atravesar la densidad del sufrimiento. La palabra de Dios es creadora y apuesta siempre por la vida frente a toda forma de violencia, opresión o muerte. Así se nos ha ido revelando a lo largo de la historia de la salvación como los textos de la Vigilia Pascual ponen de manifiesto. Ni siquiera el pecado puede romper esta opción amorosa de Dios por la humanidad y la creación.Pese a nuestras dificultades, esclavitudes e infidelidades Dios sigue apostando por nosotros, incluso en los momentos de absoluta oscuridad, cuando no vemos ninguna salida, cuando nos asalta la certeza de que todo está perdido. Dios se nos ofrece “de balde” sin imponerse, sino mas bien exponiéndose a nuestra libertad y acogida. Como dice el papa Francisco su amor inquebrantable “nos permite levantar la cabeza y volver a empezar con una ternura que nunca nos desilusiona y que siempre puede devolvernos la alegría “(EG 3). Su gratuidad tiene capacidad de  transformar el corazón de piedra en un corazón de carne y sellar una nueva alianza que en Jesucristo alcanza su plenitud.

Por eso la vida cristiana no termina en la cruz, sino que nace en la noche de Pascua. En la tradición mística de la Iglesia existe una corriente dentro de la espiritualidad femenina que identifica la cruz con la imagen de un parto en el que a Dios se les rasgan las entrañas y da a luz una nueva humanidad. La Resurrección de Jesús lo renueva todo nos abre a la novedad de su Espíritu vivificante y reciclador. Pero a la vez la Resurrección se nos da en primicia (1 Cor 15,20) y como toda primicia tiene algo de seminal, porque lo nuevo siempre nace pequeño. Quizás por eso necesitamos liberar nuestra concepción de la Resurrección de todo tipo de triunfalismo ya que la experiencia de la Resurrección  es siempre humilde y un tanto opaca porque la  realidad no deja de perder su densidad y dureza y sólo   podemos captar su huella con los ojos de la fe. La Resurrección nos cambia la mirada, la libera del daltonismo espiritual que a veces nos invade, que consiste en detectar sólo el rojo del sufrimiento que nos rodea y a tener una especie de incapacidad para detectar el verde esperanza que también está junto a nosotros.

También nosotros y nosotras, como las mujeres que acudieron aquella mañana de Pascua al sepulcro, podemos estar empeñados en buscar a Cristo en un lugar equivocado. Es en el corazón de la vida, en nuestra Galilea cotidiana donde podemos hallarle y reconocerle en la hondura de lo ordinario dotándolo de sentido y fuerza regeneradora. Como el ángel a las mujeres son muchos los mensajeros que pone nuestro camino para señalarnos que su lugar no es la muerte si no la vida, no es el llanto ni el duelo, sino la alegría. El Resucitado nos “primerea” en el amor y nos invita a involucrarnos con Él en la tarea de acompañar a las personas y hacer de la vida una fiesta permanente y no una pesadilla, a ser una iglesia “en salida” presente en los periferias que necesitan la luz del Evangelio (EG24, 20).

 

La happycracia de un cristianismo sin cruz ( Cristainismo y Justicia. Marzo 2024)

Se acerca la Semana Santa. En este tiempo las cristianas y los cristianos celebramos los acontecimientos más centrales de nuestra fe, con toda su densidad, esperanza y hondura. Sin embargo, resulta éste un tiempo “extraño” para nuestra cultura, que la identifica de manera generalizada como vacaciones de primavera o tiempo de procesiones. No resulta fácil tampoco hallar espacios donde celebrarla desde una teología y espiritualidad actualizada, que conecte con las propias vidas y la realidad que nos atraviesa en sus múltiples dimensiones.

Quizá por esta razón son cada vez las personas y grupos que se “autogestionan” sus propios “modos de hacerlo”. Desde mi experiencia las celebraciones de semana santa suelen pivotar entre dos extremos: un dolorismo sacrificial, que lo impregna todo o la happycracia de un cristianismo sin cruz, incapaz de sostener la esperanza enlutada del Evangelio. Por eso, sin duda, una de las celebraciones que vivimos estos días que más me suele “chirriar “es especialmente la del viernes santo, por la deformación que hemos hecho, y se sigue haciendo, de la cruz de Cristo. Desde ese “chirrido” escribo estas reflexiones:

El misterio que celebramos el viernes santo es la expresión máxima de la vulnerabilidad y la ternura de Jesús de Nazaret, entregada hasta el extremo en la tarea de aliviar el sufrimiento de los últimos y últimas Una vulnerabilidad que es rechazada y se mantiene fiel e incondicional hasta el extremo (Jn 13,1-15) y que tiene repercusiones sociales y políticas. Por eso la vida de Jesús se le hace insoportablemente molesta a quienes “hacen de su fuerza la norma de la justicia (Sb 2,1-17). La condena de Jesús revela a un Dios afectado y posicionado no sólo favor de las víctimas, sino a merced de sus verdugos, en máxima solidaridad y cercanía con “los sin poder”.

Revela, no a un Dios impasible, sino vulnerable, para el que lo humano nunca es un atajo. Un Dios que no resuelve nada, pero que sostiene en todo y cuya esperanza emerge como aliento y respiro en las noches oscuras de la violencia y la injusticia en nuestro mundo. La muerte de Jesús no fue tampoco accidental ni casual, como tantas muertes de tantas personas inocente hoy que son también, de algún modo, “crónicas de una muerte anunciada”. No olvidemos que Jesús no murió, sino que a Jesús “le arrancaron de la tierra de los vivos (Is 53,8)

Necesitamos liberar la interpretación de la Cruz del carácter sacrificial, y “necesario “en sí mismo” del sufrimiento, como un lastre heredado y deformado de la teología de San Anselmo. Dios no es un vampiro que reclama la sangre de una víctima para reparar el pecado y otorgar la redención a través de los sacrificios humanos. Como hace años escribía Leonardo Boff, a la Cruz hay que mirarla siempre desde dos lados: el de los crucificadores y el de las víctimas. Por el lado de los crucificadores, la Cruz es muerte: “Maldita sea la cruz”. 

Los cristianos nos hemos acostumbrado demasiado a aquello de “Salve Cruz, única esperanza”, y hemos olvidado que hay cruces que no son cristianas, sino legitimadoras del dolor y la injusticia que recae sobre las vidas de los últimos y últimas. Por eso todos los años al vivir la liturgia del Viernes Santo nos tendríamos que preguntar: ¿A quién adoramos, a la cruz o a Aquel que se pone en el lugar de los Crucificados y crucificadas de la historia para que no se repita nunca más ese sufrimiento, esa violencia, esa injusticia?, porque no es lo mismo. Sólo ellos y ellas pueden hacer que la Cruz sea redentora y liberadora.

Por eso, como nos reveló la teología de la liberación hace años, nuestra vida tiene sentido si libremente la entregamos día a día en la faena de bajar de la Cruz a los crucificados y crucificadas y eso siempre tiene el precio de la Cruz, ya sea cruenta o incruenta. Así fue en Jesús (Filipenses 2,5-10) y a ello remote también nuestro bautismo (Rm 6,2-11). Por eso eso el Dios vulnerable que se nos revela en la Cruz nunca nos va a ahorrar dolor, pero si otorgar lucidez. Nos impide caer en espiritualidades evasivas, depura nuestras imágenes de Dios, demasiado burguesas y lights, que no soportan la prueba del fracaso, la oscuridad ni el silencio. El Dios crucificado en Jesús nos muestra que la encarnación no es un truco, sino que es irreversible. El Dios “venido en carne” no ataja nada, ni nos exime de nada, pero nos muestra su fidelidad hasta el fin, de forma no fácilmente comprensible desde nuestros esquemas exitosos.

En el cuerpo vulnerado y crucificado de Jesús Dios nos muestra la densidad más honda de su misterio. Dios está en la Cruz en su máxima solidaridad y cercanía con las víctimas. En ella se nos muestra impotente pero creíble. El gran teólogo y místico, Bonhoeffer, desde el campo de concentración donde murió escribió: “Dios, clavado en la Cruz permite que lo echen del mundo. Dios es impotente y débil en el mundo y sólo así está Dios con nosotros y nos ayuda. Sólo un Dios que sufre puede ayudarnos” (Resistencia y sumisión). Más recientemente la teóloga feminista Elizabeth Johnson nos recuerda también que: El símbolo del Dios sufriente expresa la solidaridad compasiva hasta el extremo de un Dios incrustado en lo humano, que no suple nada pero que nos sostiene desde lo más hondo, ayudando encarar el dolor y el sufrimiento (La que es).

Por eso lo que celebramos estos días es que el Dios mayor, en el Crucificado se nos revela como un Dios, menor, afectado y vulnerado, por amor hasta el extremo. Al hacerlo nos recuerda que la gran pregunta del cristianismo no es ¿Dónde está Dios? sino ¿Cómo está y que podemos hacer con Él y por Él? La contemplación de los textos del Evangelio de estos días nos abre a un gran misterio, que nada tiene que ver con la happycracia ni el optimismo ingenuo.

Dios está en la Cruz generando esperanza, una esperanza que no está reñida con la oscuridad y que no pasa por encima de los desgarros ni los despojos, ni mira hacia otra parte, sino que se adentra a través de las losas que aplastan la vida. Por tanto, contemplar la Cruz y los crucificados nos desvela una vez más que el Dios vulnerado de Jesús no nos saca de la historia, pues no lo hizo ni con su propio hijo (Rom 8, 23-37), sino que se ahonda profundamente en ella sosteniéndola desde abajo y desde adentro, asumiendo y encarando plenamente lo humano, sin ensoñaciones ni idealizaciones ingenuas: Jesús muere porque los hombres y las mujeres matan.

Vivir el viernes santo desde esta perspectiva nos invita a ir por la vida, como solía decir Toni Catalá, con un “cierto pesimismo cariñoso” que nos remite siempre al compromiso de bajar de la cruz a los Crucificados y crucificadas y a no escamotear la consecuencia de ello en nuestra vida, ni la herida de nuestra propia vulnerabilidad. Desde ahí nos es también desvelada la esperanza enlutada del Evangelio que nos hace testigos de ella en los infiernos, las utopías y las distopias humanas.

martes, 26 de marzo de 2024

PORQUE QUERÍAN BRAZOS, PERO LLEGARON PERSONAS, 30 de Marzo, día de las luchas de las trabajadoras de hogar y cuidados ( Alandar)

Se acerca el 30 de Marzo, día de las luchas de las trabajadoras de hogar en el mundo. Una jornada que se viene celebrando desde 1988, con el objetivo de promover el valor del empleo doméstico y convocar acciones para reivindicar los derechos de quienes lo realizan, en su mayoría mujeres y en nuestro país actualmente mujeres migrantes. Las trabajadoras de hogar y cuidados no solo sostienen la economía de nuestro país y las de sus países de origen con sus remesas, sino que están protagonizado una de las luchas sociales históricamente más olvidadas; la del reconocimiento del valor social de su trabajo y el reconocimiento de sus derechos laborales. 

Como consecuencia de ello y desde un trabajo inmenso de organización colectiva: movilización en las calles, alianzas con los colectivos feministas, diálogos y negociaciones en mesas de trabajo con agentes sociales y el Ministerio de Trabajo y Seguridad Social, el gobierno español ratificó el 9 de junio del 2022, el Convenio de 189 de la OIT y aprobó un Decreto ley para ponerlo en marcha en Septiembre de ese mismo año. Entre otras cosas este avance ha tenido como consecuencia, que, desde octubre del 2023, las trabajadoras de hogar y cuidados que estén dadas de alta en la Seguridad Social tengan derecho a la prestación por desempleo, aunque sin carácter retroactivo. Sin embargo, sigue habiendo muchos motivos para seguir saliendo a la calle para visibilizar la vulneración de derechos de este colectivo de trabajadoras esenciales. Pues como corea Territorio Doméstico, una de las organizaciones más históricas en esta lucha, “Sin nosotras no se mueve el mundo “. 

Pero hay dos situaciones sangrantes en las que el Decreto no está incidiendo. La primera es la realidad de las mujeres en situación irregular, que constituyen el sujeto colectivo de todo un auténtico mercado sumergido, especialmente en régimen de interna, explotado y legitimado por una Ley de Extranjería, que las condena durante tres años, a no poder tener acceso a otro trabajo. La segunda es la prevención de riesgos laborales y las condiciones de salud de estas trabajadoras.

Recientemente la Plataforma por un Empleo de Hogar y Cuidados con plenos derechos de Madrid ha llevado a cabo una investigación en la que los resultados son “espeluznantes”.[1] Destaco algunos. De 400 trabajadoras encuestadas: El 68% son de origen migrante, de las cuales el 25% se encuentra en situación administrativa irregular. El 36% trabaja sin contrato ni estar dada de alta en la seguridad social. 

De ellas el 39% trabajan como interna y el 35 % trabaja más de 40 Horas. Casi el 50% de las empleadas del hogar y los cuidados cobra por debajo del salario mínimo interprofesional, entre ellas el 56% son extranjeras y el 57% las más jóvenes, de 18 a 35 años. El 73% de aquellas que no tienen contrato de trabajo cobra menos del SMI. 

Solamente el 22% reconoce haber disfrutado de las vacaciones que le corresponden y solo el 13% disfruta de los días festivos establecidos. Un 27% de las que trabajan de manera informal denuncian no disfrutarlos, frente a un 8% de las empleadas formalmente. Un 22% afirma no tener ningún elemento de seguridad necesario en su trabajo. Destacando que las trabajadoras que cuentan con la nacionalidad española tienden a estar más protegidas frente a los riesgos de su trabajo (72%) frente a las extranjeras (64%), al igual que las que trabajan de modo formal (en un 79% de los casos), frente a quienes lo hacen de manera informal (67%). Un 40% de las encuestadas reporta haber sufrido algún accidente mientras trabajaba.

Otro dato importante que aparece en el estudio es que El 83% de las empleadas de hogar ha padecido consecuencias en su salud a raíz de su trabajo. Destacando con un 67% dolores o molestias en zonas como muñeca, codo, hombro, seguido del agotamiento con un 57% y casi un 40% de problemas musculoesqueléticos. Quienes no cuentan con elementos de apoyo para el desarrollo de su trabajo declaran mayor afectación en su salud (84%), frente a quienes sí los tienen (79%).

 Las trabajadoras que declaran haber sufrido algún tipo de accidente laboral son también quienes reportan un mayor padecimiento en su salud física a causa de su trabajo: en un 98% de los casos frente al 73% de quienes no han tenido accidentes laborales. Un 44% de las empleadas de hogar encuestadas reconoce que ha ido a trabajar estando enferma. Sólo el 15% ha acudido al médico/a y le han reconocido la baja. 

Además, un 40% ha tenido accidentes o enfermedades en el trabajo y solo al 10% le han reconocido la enfermedad profesional o accidente laboral. Por todo ello este 30 de Marzo las trabajadoras de hogar y cuidados seguirán poniendo en sus luchas el cuidado en el centro de la vida y el reconocimiento de sus derechos laborales reivindicando como cantan en una de sus consigas “Nunca más cuerpos rotos por cuidar”.


[1]https://511a18c8-7046-427e-be8d-c0be073dd9e6.filesusr.com/ugd/94347a_fcb3b9b007b34c88a1941c3c9a23dd10.pdf

domingo, 24 de marzo de 2024

40 años del asesinato de Oscar Romero y LLuis Espinal

https://youtu.be/tV9uH1OlSXM

Hoy hace 40 años  que mataron a Oscar Romero en El Salvador , tres día después  la dictadura boliviana 

haría lo mismo con Lucho Espinal, sj. Vidas siempre inspiradoras. En mi juventud me redimensionaron 

horizontes vitales,  en mi madurez  me siguen ayudando a anclar la vida del lado de la vida de los y las 

invisibles  

miércoles, 13 de marzo de 2024

Dorothy Day, perseguida por el Amor


Hace unas semanas tuve la suerte de compartir mesa en la presentación de la autobiografía novelada sobre Dorothy Day, escrita por la teóloga Isabel Gámez Acebo.

Dorothy Day es todavía una gran desconocida en nuestro país, pese a ser una de las mujeres más relevantes en el cristianismo contemporáneo norteamericano, como recientemente reconoció el papa Francisco en una de sus últimas visitas a Estados Unidos. Isabel Gómez Acebo, con esta autobiografía novelada, nos la da a conocer, de manera divulgativa, a la vez que rigurosa. En ella podemos encontrar, en primera persona, la vida de esta singular mujer, testigo del terremoto de Francisco, del crack del 29, de la guerra del Vietnam, de los movimientos por los derechos civiles en Estados Unidos y contra el racismo, acontecimientos todos que configuraron su vida y su compromiso con los últimos y últimas de la sociedad norteamericana y con el pacifismo.

Junto con Peter Maurin, fue fundadora del movimiento Catholic Worker, cuyos objetivos fundamentales son: llevar las implicaciones del Evangelio a la gente de la calle, difundir y encarnar la doctrina social de la iglesia, el ejercicio de las obras de caridad como acción directa, la propiedad y el uso comunitario de los bienes. Todo ello a través de la creación de comunidades de hospitalidad y del periódico que lleva el mismo nombre que el movimiento. Actualmente existen numerosas comunidades extendidas por diferentes lugares del mundo.

Dorothy Day por sus orígenes y trayectoria anarquista y socialista, su pacifismo radical y su desobediencia civil ante la injusticia y la violencia estructural, es un icono imprescindible hoy para los creyentes en el dialogo con los movimientos sociales y el compromiso con el amor político. Su conversión al cristianismo es tan provocadora como su propia vida: La masa de arrogantes cristianos que burgueses que negaban a Cristo en sus pobres me hicieron volverme al comunismo (…) Fueron los comunistas y mi colaboración con ellos los que me hicieron volverme a Dios. (…) Los comunistas me ayudaron a encontrar a Dios en sus pobres, en sus abandonados, ya que yo no lo había encontrado en las iglesias cristianas (…) Debo hablar desde mi propia experiencia. Mis asociados radicales fueron los que estuvieron a la vanguardia de la lucha por un mejor orden donde no habría tantos pobres” (Catholic Worker, 1949). 

Mujer siempre en búsqueda desde el amor y hacia el amor. Perseguida por el amor (estuvo más de siete veces en la cárcel) pero también ella misma, persiguiendo el amor, con todos sus riesgos y también errores. Mujer de grandes pasiones y amistades hasta el final de su vida, como el escritor O Neill, o el padre de su hija, también anarquista Forsters Betterham, con el que rompió su relación cuando tomó la decisión de bautizarse y hacerse católica.

Mujer de profunda espiritualidad y sentir contemplativo, que en 1932 cuando estaba cubriendo como periodista la Marcha contra el hambre, en Nueva York, al ver las masas de desempleados tomando las calles, se sumó a ellas y tuvo una experiencia fundante que le llevó a preguntarse qué hacia la iglesia por todos ellos y que podía hacer ella misma por los más invisibles de la ciudad, como canalizar su vida en su servicio. A los pocos días Peter Maurin la propuso la idea de fundar el proyecto de Catholic Worker Escritora y cronista infatigable: miles de artículos en defensa siempre de la clase trabajadora y de los últimos y últimas de la ciudad. Es también autora de libros de carácter autobiográfico como La larga Soledad o Panes y Peces.

Dorothy Day es una testigo de la vida, la esperanza y las luchas de las personas y colectivos más invisibles en la sociedad norteamericana del siglo XX,,desde su convencimiento y experiencia espiritual profunda que “El Evangelio es ahora, el Evangelio es hoy“.

Pepa Torres Pèrez







Tercera sesión de la II Escuela de Teología feminista Popular


 Potente sesión. Deconstruyendo y construyendo una nueva cristología, utilizando las categorías   interpretativas de los feminismos para leer nuestra tradición religiosa. 

8 M EN LA IGLESIA




Mi compañera y colega Mariola López Villanueva  me envía esta exposición de mujeres donde ambas aparecemos. Un placer sabernos recocidas en el compromiso hasta que la igualdad sea costumbre    

Lectura recomendada: Fraternidades en la intemperie, de Luis Aranguren


 Deseando leerlo, porque Luis Aranguren, compañero y amigo, siempre apuesta a la atopia con los pies  en la tierra. No te lo pierdas  

miércoles, 6 de marzo de 2024

Memoria y esperanza: movilización de la Revuelta de mujeres en la iglesia frente a la catedral de la Almudena ( 3 Marzo 2024)

https://www.europapress.es/videos/video-feministas-catolicas-reclaman-voz-voto-iglesia-denuncian-abusos-20240303174539.html 

Lectura recomendada: Una mirada feminista, que revela y rebela, de Elena Cortázar Pèrez



Una mirada feminista que revela y rebela. Huellas de mujeres en la iglesia, Centro de cultura popular Canaria, Gran Canaria 2023.

La recuperación de las genealogías femeninas sigue siendo una cuestión pendiente en la historia de la humanidad en las diferentes disciplinas: cultura, ciencia, espiritualidad, religiones, etc. Sin embargo, es imprescindible no sólo por una cuestión de justicia, sino también porque esta invisibilidad lleva a las mujeres a una experiencia de orfandad de referentes femeninos, de resistencia y liberación. Este vacío genera una deformación en la historia: la de hacernos creer que cada mujer o generación de mujeres tenemos que estar empezando la historia desde cero, a la vez que impide tomar, ciencia, sabiduría y fuerza de quienes nos han precedido de forma transgresora. Por eso recuperar las genealogías, tanto individuales como colectivas es un acto de reconocimiento de la autoridad de las mujeres con el que es preciso comprometerse. Elena Gortázar Pérez Armas responde con este libro a ese compromiso, haciéndolo con gran precisión y rigor y con un estilo narrativo sugerente y evocador. Su mirada feminista, crítica a la vez que esperanzada “saca” del olvido de la historia una galería de mujeres cuyas huellas ocultas resultan imprescindibles hoy para vivir en sociedades e iglesias más igualitarias y que es urgente, como nos recuerda el papa Francisco, “des-masculinizar”. La mirada de la autora es también una mirada creyente que rastrea el Evangelio y momentos relevantes de la historia, asi como las aportaciones del feminismo y la teología feminista, para animarnos a seguir construyendo una sinodalidad con ojos de mujeres que revelan v se rebelan.




jueves, 22 de febrero de 2024

Se pone en marcha la Revuelta de mujeres en la iglesia en Murcia


El pasado 20 de febrero, en el marco de la presentación del libro "La revuelta de mujeres en la iglesia- Alcem la veu, en esta ciudad, un grupo de mujeres murcianas deciden  iniciar este movimiento de mujeres feministas cristianas. Gracias Mercedes López, de la Revuelta de mujeres en la iglesia de Sevilla y Antonina Wozna, de la Asociación de las teólogas de España, en empujar para hacerlo posible, y sobre todo gracias a las mujeres de la HOAC y la iglesia de base por hacerlo posible. 

Hasta que la igualdad sea costumbre...Seguimos y seguiremos   

domingo, 18 de febrero de 2024

Presentación del libro: Perseguida por amor, de Isabel Gòmez Acebo


Una gozada participar en la presentación de este libro  sobre Dorothy Day, siempre inspiradora  por su compromiso social y pacifista. Una gozada también hacerlo con estas compañeras de mesa  

miércoles, 7 de febrero de 2024

MEMORIA Y OLVIDO ( Alandar Febrero 2024)

Me hecho asidua a una serie de Netfix sobre narcos gallegos que se titula “Sin permiso”. Lo que me tiene atrapada es la memoria y la des-memoria del protagonista, que intenta aprovechar al máximo el tiempo para “cerrar” algunos aspectos de su vida antes que la enfermedad del alzhéimer se le desarrolle galopantemente. Momentos importantes de su pasado, llenos de sentido le devuelven lo mejor de sí mismo, como si acontecieran de nuevo, mientras olvida los hábitos más cotidianos y básicos de su cada día y hasta de su identidad.

Más allá de la dureza y el drama del Alzhéimer para las personas que lo padecen y sobre todo sus familiares y amigos, me interesa el tema de la memoria y el olvido. Ambos son necesarios. No podemos vivir sin olvidar, sin borrar de la memoria tantos datos de vida como portamos. Olvidar ayuda también a que el dolor, las frustraciones, las heridas vitales y sociales que atraviesan nuestras vidas no tengan la última palabra en ella y se conviertan en amargura o rencor. Pero al mismo tiempo tampoco podemos vivir sin memoria. Sobre todo, sin la memoria histórica y la memoria del corazón.

Vivir es recordar. No en el sentido de avivar la nostalgia, sino de guardar en el corazón las experiencias y aprendizajes que han dado y dan sentido, plenitud, felicidad a nuestra vida y también el sufrimiento y el dolor propio y ajeno, que no queremos que se repita. La memoria nos reta a no anclarnos en ellas de forma estática, sino como luminaria en el camino que nos aliente y abre con esperanza al futuro, a lo inédito, a lo que está a por ser alumbrado, vivido. Por eso no es lo mismo ser mujeres y hombres con memoria que ser mujeres y hombres nostálgicos. La memoria no pide repetición sino creatividad.

En la tradición judeocristiana la memoria es anamnesis, es actualización. No es un recuerdo sin más, sino que los hechos que la constituyen, al ser evocados cobran actualidad en el presente. También desde la teología, concretamente desde la Teología Política, la memoria, es la actualización del recuerdo peligroso que ha suscitado en la historia nuestra propia tradición y que recobra nuevamente su dinamismo al dejarse provocar por los nuevos desafíos de la cultura y signos de los tiempos. Por eso, si confundimos la memoria con la nostalgia puede sucedernos como a la mujer de Lot, que de tanto mirar hacia atrás y descuidar el presente, podemos quedarnos inmovilizados para siempre, hacernos rígidos, meros repetidores del pasado y convertimos en estatuas de sal o piezas de museo (Gen. 19,26).

Pero la memoria nos urge también a hacer justicia con las víctimas de la historia, con las víctimas de nuestras propias vidas. Por eso, desde una perspectiva ética, el olvido y el perdón no son posibles sin reparación ni justicia con ellas. Por ello como escribe Simon Wiesenthal [1], el perdón, el olvido tiene límites, requiere condiciones. Traducido a nuestra realidad cotidiana no podemos olvidar ni como iglesia ni como sociedad civil, nuestras víctimas: las generadas por nuestros estilo de vida o complicidades en un sistema que mata (Papa Francisco); las víctimas del negocio de las armas, que fabrica guerras para conseguir beneficios y legitima genocidios como el de Gaza; las víctimas de la violencia patriarcal naturalizada; las víctimas del racismo institucional, que obliga a las personas migrantes a seguir desafiando fronteras, una vez que han atravesado los puestos fronterizos; las víctimas del gran banquete neoliberal que acontece hoy en nuestro mundo y condena a la hambruna y la pobreza, por desposesión de bienes comunes, a millones de personas; y en concreto en estos días: 6 de febrero, las víctimas de Tarajal.

Ellos y ellas nos recuerdan hoy que la justicia y la reparación han de anteceder siempre a la desmemoria y el olvido.
































[1] Simon Wiesenthal, Los límites del perdón, Barcelona, 1970.

sábado, 27 de enero de 2024

In Memorian de Conchita Elio Oficiáldegui




 Ayer 26 de enero, despedimos a mi querida compañera  y amiga Conchita Elìo Oficialdégui. Gracias a ella, en gran parte soy quien soy hoy.

Eternamente agradecida y siempre viva en mi memoria y en el corazón de tantas mujeres. Con ella seguimos remando hacia la tierra libre de las mujeres, donde mana la leche y la miel de la justicia de género y la sororidad. REMAMOS juntas, por el pan y por las rosas 



  

martes, 23 de enero de 2024

Lanzamiento del Programa Yhaal Muri 2 , Mujeres y Desarrollo comunitario , en Lavapiès

 


Mis queridos amigos y amigas de Valientes y Valientas banglas, dentro de la iniciativa europea Tejiendo Derechos, acaban de lanzar el proyecto Yhaal Muri 2. Hace años, desde la Red Interlavapiés   pusimos en marcha el proyecto Yhal MurI , empoderamiento de las mujeres banglas frente a la violencia de género.  Es para nosotras una inmensa alegría esta iniciativa liderada por compañeras y compañeros banglas. Con motivo de esta inauguración compuse este texto inspirado en uno o de la autora Rupi Kaur,

No tienen la menor idea de lo que es perder tu hogar con el riesgo de nunca encontrar un hogar de nuevo,
tener tu vida entera dividida entre dos tierras y convertirte en el puente entre dos países (…)
Pero aquí estamos tejiendo coraje a aprendiendo a vivir lo nuevo sin perder nuestras raíces.
Somos coraje, somos cambio
No es fácil dejar un país.
Siento como se ríen cuando chapurreo la nueva lengua que intento aprender o miran con desconfianza mi vestido y mis adornos.
Pero nosotras lo sabemos.
Estamos juntas para no perder la memoria
Somos Yhaal Mury, comida picante.
Coraje y cambio,
tejedoras de cambios que transforman
la comunidad, un barrio, un país…
para nuestras hijas será más fácil.
Vamos abriéndoles el camino
Yhaal Mury, coraje y cambio

(adaptación de un poema de la escritora india Rupi Kaur )





jueves, 11 de enero de 2024

DIÁCONOS Y “DIÁCONAS” DESORDENADAS (Alandar Enero 2024)


Hace unos días en un conversatorio en la Cátedra Chaminade Tomasi Ruiz Torres, utilizó esta expresión para referirse al servicio y compromiso con el mundo que todo cristiano hemos adquirido desde nuestra condición de bautizados. Una diaconía que es al mismo tiempo una llamada inaplazable a vivir plenamente como laicos la participación eclesial, no para reproducir el clericalismo dominante, sino desde la circularidad de la mesa del reino y la comunidad de iguales. Con su permiso he decidido reapropiarme de esta expresión y universalizarla al máximo más allá de su sentido eclesial. 

Etimológicamente la palabra diákonos significa servidor, refiriéndose, en el mundo grecolatino, a quienes sirven desde el punto de vista físico, material y corporal. Lo mismo ocurría en la cultura judía en tiempos de Jesús al considerar la diaconía como servicio doméstico, realizado por esclavos, siervos y mujeres. Jesús va a referirse a sí mismo como El que sirve (Mt 20,28).

En el contexto de un mundo dominado por la ley del más fuerte, la meritocracia, la crisis de los cuidados y el desprecio de los últimos y ultimas, el servicio está absolutamente desprestigiado y su significado “manipulado” y convertido en numerosas ocasiones en servilismo acrítico. Sin embargo, en esta guerra contra la vida en la que como civilización estamos inmersos, el planeta y la humanidad sólo podrán salvarse por la interdependencia, el servicio y la solidaridad. Por eso en el actual orden global que vivimos se hacen imprescindibles diáconos y "diáconas" que “desorden“ el mundo, que sub-viertan los valores impuestos por el capitalismo y el patriarcado: racista, clasista, machista , heteronormativo y colonial, y su capacidad de colonizar conciencias.

Necesitamos diáconos y “diaconas” que se apunten a anteponer el valor de lo comunitario y la construcción de un nosotras cada vez más amplio e inclusivo, que rompa con las crueles consecuencias del individualismo, la indiferencia, los clubes privados y los derechos de admisión. Mujeres, hombres y otras identidades no binarias, que no se conformen con el esto es lo que hay, sino que desde la inteligencia colectiva y el poder de construir sueños de bien vivir,  agujereen los infiernos humanos y gesten espacios habitables donde la vida merezca la alegría y el sentido de ser vivida y no sea una pesadilla para nadie. 

Diáconos y “diáconas” desordenadas para quienes las personas sean más importantes que los mercados, los intereses bancarios y sus letras pequeñas. Personas que no pretendan convencer, sino persuadir, de que es posible vivir de otra manera, que los y las diferentes no son un problema sino una oportunidad y que ser inmigrante es ser un igual a mí en dignidad y en derechos. 

Diáconos y “diáconas” desordenadas, desobedientes a las consignas del sistema y obedientes al Evangelio, que anteponen la ley del amor a la legalidad injusta, y al miedo, o la sospecha; que apuestan incansablemente por el respeto y la no violencia activa frente al enfrentamiento y la polarización, social que enturbia la convivencia. 

Personas que desde el cada día se van haciendo expertas en levantar puentes, en lugar de muros y generar cultura del encuentro en nuestros barrios y en la vida pública, frente a los discursos del odio y el racismo que se va extendiendo moco un tumor maligno en nuestros ambientes.

¿Nos apuntamos a este nuevo ministerio “desordenado”?