jueves, 23 de marzo de 2017

LA IGLESIA DE MADRID SE POSICIONA PÚBLICAMENTE CONTRA LA VIOLENCIA DE GÉNERO



Que pare el mundo, que nos están matando

Que pare el mundo, Porque no funciona sin nosotras.

Que paren las calles

Hasta que podamos transitarlas seguras.

Que paren los feminicidios

Porque nuestras vidas no están a disposición de otros

Si nuestras vidas no valen, produzcan sin nosotras


En la víspera del 8 de Marzo la violencia contra las mujeres sigue siendo un grito al que como iglesia no podemos quedarnos impasibles, porque hacerlo es entrar en complicidad con ella. Somos muchas las mujeres cristianas que estamos implicadas en iniciativas contra su erradicación, y que desde nuestro ser creyentes y feministas entendemos, como coreamos en las movilizaciones en las calles, cada vez que una mujer es asesinada, que “Si tocan a unas nos tocan a todas” y que cada acto de violencia contra una mujer “no es un caso aislado”, sino que se llama “patriarcado”. Pero también somos muchas las mujeres cristianas que hemos vivido con dolor la ausencia de un pronunciamiento comprometido de la iglesia sobre esta realidad sangrante en nuestras vidas y reivindicado una toma de postura urgente.

Vivimos tiempos de cambio y ese cambio, es lento, pero viene, también en la iglesia de Madrid. Por este motivo el pasado mes de Diciembre se celebró, por iniciativa de la Vicaría de Pastoral Social e Innovación y de la Fundación Luz Casanova [1] la Jornada Stop Violencia contra la mujer, dirigida a agentes de pastoral, sacerdotes, religiosos y religiosas, y laicado en general, que trabajan en contacto directo con mujeres y menores víctimas de violencia de género o preocupados por esta realidad y con deseo de formarse e implicarse más ella para su erradicación. Una treintena de personas acudieron a la Jornada, que se caracterizó por la participación, reflexión conjunta y la búsqueda de aterrizajes concretos.
Una ponencia-marco centró el encuentro: La violencia contra las mujeres, una desde la teología, a cargo de Pepa Torres Pérez. En ella se analizó la relación entre violencia contra las mujeres patriarcado y religiones, desde la perspectiva del cristianismo, subrayando algunos caminos por donde avanzar como iglesia y proponiendo un decálogo de buenas prácticas, destacando entre ellas:

-Hacer de las comunidades cristianas un lugar seguro donde se garantice a las mujeres que sufren violencia y a sus hijas e hijos un lugar de protección, respeto y empoderamiento para enfrentarla y tomar decisiones en libertad.

-Establecer protocolos de acción y acompañamiento para las mujeres que se acercan a la iglesia buscando seguridad apoyo y acompañamiento,libres de juicios y prejuicios, evitando la revictimización.

-Eliminar lenguajes y prácticas excluyentes discriminatorias que justifiquen el empobrecimiento y la violencia contra las mujeres.

- No cerrar los ojos ante la violencia que se da al interior de la iglesia de los clérigos sobre las mujeres. Asumir que existe, reconocerla y abordarla con protocolos y talantes que favorezcan la protección de la víctima y el deber de justicia y reparación con ellas, por encima de la imagen de la institución y el corporativismo clerical.

Tras un rico debate se llevaron a cabo dos mesas redondas. En la primera, titulada “Comprendiendo a la víctima de la violencia de pareja o ex pareja" participaron: Olga Barrosa, que abordó la dimensión emocional y psicológica, Elena Valverde, que desarrolló los aspectos sociales y relacionales, e Isabel Herrero en cuya comunicación trató la dimensión intercultural.

La segunda mesa redonda abordó el tema de Respuestas concretas y Acompañamiento desde realidades que ya están en marcha. Las dos experiencias planteadas generaron un diálogo muy participativo en torno la prevención y detección de la violencia en las jóvenes, a través de programas que se están llevando a cabo en los Institutos, a cargo de Paula Roldán y el acompañamiento y la relación de ayuda a mujeres que se mantienen en el círculo de la violencia y que acuden a recursos inespecíficos, a cargo de Inés Abril.

Julia Almansa, coordinadora de la Fundación Luz Casanova animó los debates urgiendo a poner en marcha en la diócesis planes concretos, y a la constitución de una mesa de trabajo permanente sobre violencia contra las mujeres. El vicario de Pastoral Social e Innovación, José Luis Segovia, participó desde el inicio en toda la jornada animando a la constitución de dicha mesa y manifestando una clara postura, tanto por su parte como la del arzobispo de Madrid Carlos Osoro, a favor de las mujeres, en su lucha contra la violencia de género, como recogen las palabras con las que inauguró el encuentro [2]:

“La iglesia de Madrid quiere que las víctimas de la violencia la sientan inequívoca, radical afectiva y efectivamente de su lado, la iglesia católica de Madrid toma partido de manera absoluta e incondicional por las víctimas de la insufrible y detestable violencia machista, que oculta la pretensión de relaciones de dominación, cosificación y apropiación sobre las víctimas. En el propio seno de la iglesia tenemos a no pocas mujeres maltratadas y ello nos ha de causar mayor escándalo,también a los maltratadores, No podemos dejar de sentirnos concernidos (…) No nos es lícito separarnos de su vera, ni apartarnos de las cruces que sufren las mujeres, sino empeñarnos con toda pasión y ternura en desclavarlas de esas cruces y denunciar a los hombres que sin escrúpulos las han clavado en ellas”.

Han paso ya varias meses desde la celebración de estas jornadas y en el contexto del 8 de Marzo y la convocatoria internacional del paro de mujeres para acabar con los feminicidios en el mundo, nos alegra constatar que las conclusiones de la Jornada no han quedado en papel mojado, sino que la constitución de la mesa diocesana contra la violencia sobre las mujeres está en marcha. Estamos seguras que desde ella se impulsarán líneas concretas de acción, formación y sensibilización con incidencia en las comunidades cristianas y en la ciudadanía en general

Pepa Torres Pérez



[1] Esta Fundación trabaja por el desarrollo personal y la inclusión social de personas en situación de desprotección y exclusión, fundamentalmente con dos colectivos: Mujeres y menores víctimas de violencia de género y personas sin hogar.




[2 https://archimadrid.org/index.php/oficina-de-informacion/noticias-madrid/item/88958-la-iglesia-de-madrid-toma-partido-d


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