viernes, 7 de noviembre de 2014


RECENSIÓN:
María José Torres Pérez, Espiritualidad y originalidad femenina en Luz R Casanova (1873-1949), Verbo Divino, 2014.


La lectura de este libro no deja indiferente. Sorprende. No es una investigación al “uso” sobre la fundadora de una congregación religiosa, sino que su novedad radica en el enfoque y la metodología utilizada.
 Como constata su autora la espiritualidad Ignaciana ha interesado desde su origen a muchas mujeres, que han encontrado en ella el manantial del que beber para vivir en libertad el seguimiento de Cristo en el corazón del mundo como contemplativas en la acción. El rostro femenino de esta espiritualidad es hoy un hecho indudable, pero si bien los estudios sobre la incidencia de dicha espiritualidad en la religiosidad femenina son abundantes, no lo son tanto los que profundizan en la aportación de las propias mujeres a dicha espiritualidad desde claves sexuadas o de género. Este libro pretende contribuir a ello con el estudio de la obra inédita de Luz R. Casanova (1873-1949) y su aportación a la historia de la espiritualidad desde dos claves específicas: la ignacianidad y la originalidad femenina
La singularidad y la autoría femenina siguen siendo temas poco abundantes en la historia de la espiritualidad y la teología, En este trabajo se investiga y analiza con rigor la singularidad y autoría de Luz Casanova desde una doble perspectiva: como mujer laica comprometida en el apostolado social en Madrid (1899-1924) a través de sus numerosos proyectos socio-educativos y más tarde como Fundadora de la congregación Damas Apostólicas del Corazón de Jesús (1924).
El libro parte de dos categorías que resultan centrales en la investigación: La categoría de “ignacianidad” y la de “originalidad femenina”. Su novedad radica en el atrevimiento de entrecruzar ambas y aplicarlas a un estudio teológico-espiritual. En la literatura existente en lengua castellana sobre historia y espiritualidad de las fundadoras de las congregaciones religiosas suele constatarse una laguna coincidente: la carencia de su contextualización en el marco de una historia crítica de las mujeres y una comprensión epistemológica que no tiene en cuenta la diferencia sexual como primera diferencia humana y sus consecuencias en el desarrollo del saber, la teología y la ciencia. Este libro pretende subsanar dicho vacío desde una opción metodológica concreta, la del pensamiento de la diferencia sexual aplicado a la espiritualidad femenina (Luisa Muraro, Milagros Rivera, Lia Cigarini).

Pese a que la obra no es divulgativa sino de estudio, su lectura resulta ágil y provocadora a lo largo de los cuatro capítulos en los que se estructura el texto. El primero de ellos, es de carácter histórico y en él se enfatiza intencionalmente dos aspectos: el despertar de la conciencia femenina y el desarrollo del apostolado social como un ámbito de emancipación de minorías de mujeres cristianas de la época, así como en el papel educador e innovador de la Compañía de Jesús en dicho contexto y la influencia que ambos factores tuvieron en la vida y la obra de Luz R. Casanova. En este sentido el libro entra de lleno en la polémica abierta entre historiadoras de si es posible hablar de prácticas emancipadoras de la mujeres dentro de la Iglesia de fines del XIX y principios del XX o si los sueños y prácticas de libertad de estas mujeres fueron instrumentalizados por el poder religioso para reforzar el status quo.

El segundo capítulo, titulado “Reproducir la vida de Jesús y sus apóstoles: Identidad normativa”, es un estudio detallado del proceso de elaboración y autoría de las Constituciones de la Congregación de las Damas Apostólicas del Sagrado Corazón comparándolas con las Constituciones de la Compañía de Jesús. Pero sin duda son los capítulos terceros y cuarto, titulados respectivamente “Mistagogía de la mujer apóstol” y “Mística horizontal femenina” los que despiertan mayor interés dada su temática y las línea de investigación aplicadas. El estudio de la mistagogía se centra en un texto inédito de Luz Casanova sobre los Ejercicios Espirituales que ella recreó escribiendo y ofreciendo a sus hermanas en los primeros años de la fundación religiosa, “a escondidas de la Compañía de Jesús”. Desde las claves de una espiritualidad sexuada se profundiza en este texto y se compara con otros de la época escritos por varones: Explanación de las Meditaciones del libro de Ejercicios de San Ignacio de Loyola, de Mauricio Meschler y Ejercicios para Mujeres de Alfonso Torres,

El capítulo cuarto centra su estudio en los Apuntes Espirituales, de Luz Casanova desde la categoría de la “mística horizontal femenina”. Con ella se designa la experiencia de apertura el misterio de Dios vivido en la sacralidad del mundo “en cuerpo de mujer”, desde la identificación con Cristo y su voluntad y la coparticipación con Él en su misión. Se trata de una experiencia que no separa la contemplación de la acción, lo sagrado de lo profano, ya que toda la realidad es ámbito epifánico desde donde adorarle y servirle. El mundo no es un obstáculo para el encuentro con Dios, sino su mediación obligada.Esta vivencia tiene como consecuencia una experiencia de libertad en el “decir “y en el “hacer” que va más allá de los estrechos marcos socio- culturales impuestos por razones de género. En definitiva una experiencia que es fuente de auctoritas, pero a menudo sin potestas, lo cual conlleva siempre una dimensión tensional para quien la vive y una incómoda pertenencia eclesial, como le sucedió en etapas concretas de su vida a Luz Casanova y a muchas mujeres fundadoras. Es la experiencia de la “ajenidad femenina“

A la luz de las investigaciones aportadas de desde el pensamiento de la diferencia sexual por autoras como Caroline Walker Bynum o Luisa Muraro se rastrea en los textos de Luz Casanova la experiencia indecible de ser “visitada y tocada por lo inaudito”, la contingencia y trascendencia de Dios como un continuum de plenitud y carencia al mismo tiempo en la que el cuerpo femenino se es vivenciado como lugar de enunciación del encuentro con Cristo.Las conclusiones a las que llega este estudio son todas interesantes por la novedad sus planteamientos, pero quizás las mas provocadoras son las que tienen que ver con la ruptura que supone la aportación de Luz Casanova, así si como de otras mujeres cristianas contemporáneas a ella con la pasividad como atribución “natural” de la experiencia femenina y con la relegación al ámbito privado de su aportación en la vida de la iglesia y la sociedad. Su espiritualidad se caracteriza por ser una espiritualidad de relación y acción y por el dinamismo y la dimensión pública con que la viven así como con el atrevimiento de ponerle palabra y ofrecer una mistagogía a través de su texto Ejercicios Espirituales para uso de las Damas Apostólicas. Frente a la experiencia espiritual masculina que es vivenciada como concentración e intensificación del centro interior de la persona, la experiencia femenina lo es como desbordamiento y “exceso”. Se trata de una experiencia de integralidad en la que “se une la razón y la vida, sin separar palabra y cuerpo” (M. Rivera) y en la que El “más ardiente al Salvador “se verifica en correlación con la “máxima estima de la dignidad de la persona”

Otros dos aspectos enormemente sugerentes y de gran actualidad hoy son los que referidos al desarrollo de una espiritualidad corporal y la mediación femenina. Así, a través del estudio de numerosos textos se profundiza en la experiencia espiritual como fuente de capacitación y “empoderamiento” en la vida de Luz Casanova para “reproducir a vida de Jesús y sus apóstoles” con la humildad, la libertad, la confianza, el riesgo de quien sabe que Cristo está unida a ella en todo momento y actúan al unísono, En esta experiencia se pasa de la devaluación del cuerpo femenino a su reconocimiento como don desde una perspectiva crística, de entrega eucarística. El estudio analiza también el protagonismo y la complicidad de las mujeres en la vida y obra de Luz Casanova, pues si bien la influencia de Compañía de Jesús fue decisiva en su vida, así como la de otros sacerdotes y religiosos no estuvo exenta de dificultades desde una fuerte experiencia de “inadecuación femenina”. Fue sobre todo en la búsqueda compartida con otras mujeres donde Luz Casanova encontró fuerza, generosidad, riesgo y apuesta incondicional para poner en marcha sus obras. Amigas como la marquesa de Retes o María Echarri la apoyaron en los tiempos iníciales, otras como Pilar Salcedo o María López Robert lo hicieron durante toda su vida desde su condición laical y la animaron en la fundación de la congregación religiosa y otras como Adela Ventura, llegarían a formar parte del grupo fundador.

Las mujeres del Evangelio fueron en la vida de Luz Casanova fuente de empoderamiento y consolación en su experiencia espiritual, sobre todo María Magdalena, María de Nazaret y la mujer cananea, También santas como Teresa de Jesús, Teresa de Lisieux o Catalina de Siena serán su referente femenino en el seguimiento de Jesús, y así junto a Ignacio de Loyola, Francisco Javier, y los apóstoles Pedro, Juan y Tomás serán sus compañeros y compañeras de camino en la invitación a “reproducir la vida de Jesús y sus apóstoles” entre los pobres que es lo que constituye el núcleo de su experiencia fundante.Como para muchas mujeres hoy la mediación femenina fue central en la vida de Luz Casanova. De ahí la necesidad de rescatar genealogías femeninas, en una iglesia y una sociedad que se resiste al reconocimiento de la grandeza de las mujeres y su capacidad para significar y mediar a Cristo y que sigue mirando con sospecha sus atrevimientos emancipadores. Este libro trata de ello.


 



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