Esta mañana mientras iban en el metro he tenido una experiencia a lo Madeleine Delbrel. Los escenarios más irrelevantes y cotidianos se pueden descubrir habitados por un misterio de Dignidad y hondura que los resignifican y otorgan nuevo sentido.
En la cotidianidad de un vagón, pese a las mascarillas que nos impiden reconocernos y sentirnos relajadamente prójimx, algo puede cambiar cuando unos ojos te miran y te sonríen.
Como los de los dos músicos ambulantes latinos que con su charango han roto la frialdad del vagón y nos han facilitado por unos breve segundos mirarnos más allá del miedo y la sospecha y tararear juntx su melodía
Ha sido un “ pasaje hacia lo otro” como dice Luisa Muraro en el Dios de las mujeres, una rendija por donde el Misterio se ha colado …una perforación de la realidad en el lenguaje de Madeleine Delbrel …
Y es que la mística no es para selectx, sino para quien se abre y se deja asombrar por el misterio
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