"No es la luz lo que me deslumbra, es su ausencia”
Espiritualidad y poesía van de la mano en este pequeño y profundo libro con el que Beatriz García Traba, como bien narra su título, “nos arrebata el alma”. Beatriz García Traba es una mujer difícil de clasificar, que se resiste a quedar encerrada en ninguna casilla: historiadora, antropóloga, archivera, educadora, activista, madre, defensora de los derechos de las mujeres presas y comprometidas en buscar alternativas a la prisionización, poeta, etc.
Pero sobre todo Beatriz es una mujer creyente y contemplativa del evangelio en la vida, una mística desde el corazón de lo cotidiano, que bebe de la fuente de la espiritualidad de Charles de Foucauld y Madeleine Delbrel.
Adentrarnos en este libro de poemas o salmitos de vida, como los denomina la autora, se parece a la aventura mágica de introducirnos en el fondo de un caleidoscopio y percibir la realidad con nuevos matices desde su sencillez y hondura.
A través de siete palabras: Búsqueda, dolor, encuentro, sufrimiento, vida, soledad, deseo los poemas nos van despertando a una realidad impactante, infinita, clara, sincera que emerge también en nosotras y moviliza el deseo de derretir las fronteras y abatir los muros que nos impiden dejarnos afectar por la profundidad de la vida y su misterio.
Especialmente interesantes son los poemas, a modo de haikus, inspirados por textos bíblicos:
Retumba todo y nada se oye
¿o nadie lo escucha?
Los oídos sangran
Las manos lloran
Las piernas se derriten
¿Quién lo siente?
Algún día los ojos volverán al cielo y el corazón a la tierra (Jl 4,12-21)
¿Pero puede un libro íntimo, como este llegar a ser también un libro político? Sin duda, porque la realidad contemplada hiere y urge a denuncia y transformación entre muchas manos y conciencias, como el capítulo inspirado por las mujeres presas nos sugiere:
Creen que estáis muertas
que no sois capaces de reír, que no tenéis sueños ni esperanzas
Dicen que dais miedo
pero solo dais amor (2 Cor 6, 1-10)
¿Con que autoridad me arrebatas el alma? Es un libro alimentado por el silencio de los años y escrito desde mapas y topografías muy diversas. Como se nos dice en el Prólogo:
Desde la piel,
desde el interior,
desde la diferencia,
desde el arrebato,
desde un lugar que no ocupa lugar,
desde lo diminuto,
desde la sencillez,
desde el canto de la vida desbaratada.
Adentrarnos en su lectura es dejarnos provocar y conmocionar por una experiencia: la de la desnudez y la profecía.
Pepa Torres Pérez
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