Ayer hizo tres años que la presencia de mi madre en mi vida se tornó de otra manera...
La siento a cada rato...
Cuando me doy crema por la mañana y me masajeo el cutis,
cundo me miro en el espejo y me gusto,
cuando cocino un plato rico,
cuando hablo en público,
cuando me siento orgullosamente feminista
y privilegiada por formar parte de una generación de mujeres
que pudieron llevar a cabo algunos sueños
que a sus madres les parecían imposibles.
Gracias madre, raíz, hermana...
Presencia infinita en mi cuerpo, en mi sangre, en mis sueños
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