“He roto mi cuerpo como el pan y lo he repartido entre los hombres
pues estaban hambrientos y venían de una larga privación“
Holandesa, judía, intelectual, heterodoxa. Nacida en 1914 en Middelburg y desaparecida en 1943, con apenas 29 años, en un convoy camino de Auschwitz. Mujer. Buscadora incansable de sentido en el escenario histórico del nazismo. Elige voluntariamente la deportación, pudiendo evitarla, en solidaridad con los demás perseguidos judíos.Convencida que la última palabra sobre la historia no la puede tener la violencia, el racismo y la barbarie, arroja por la ventana del tren en el que es conducida al campo de exterminio donde murió, un mensaje de esperanza y de confianza en la bondad el corazón humano
Su itinerario vital es un espejo en el que podemos descubrir que las personas no estamos determinadas por la herencia, la educación, la familia, la cultura ni los acontecimientos.
No somos lo que la vida nos programa, sino que somos nuestras elecciones. Por eso lo más importante no es “lo que nos pasa” sino “lo que vamos haciendo con lo que nos pasa” y en solidaridad con quienes lo vivimos, movidos por la búsqueda del Amor.
Por eso las circunstancias, no tienen la última palabra sobre nuestra existencia. Etty lo dejó escrito en sus Diarios para no borrarlo nunca de la página de la condición humana y la historia.
“Las circunstancias exteriores forman un decorado y una acción cambiantes, pero lo llevamos todo en nosotros y las circunstancias no desempeñan nunca un papel determinante, siempre habrá situaciones buenas o malas que aceptar como un hecho consumado, lo que no impide a nadie consagrar su vida a mejorar las malas. Pero es preciso conocer los motivos de la lucha que llevamos adelante y empezar por reformarnos a nosotros mismos y volver a empezar cada día.”
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