Hoy hace 95 años que las primeras compañeras de la institución de la formo parte, la vinculación más fundante que me configura, decidieron compartir la vida en comunidad y comprometerla con la dignidad y los derechos de las personas más empobrecidas desde las periferias.
Lo hicieron no apoyadas en el poder ni el dinero sino en la fuerza del Amor, los vínculos y la solidaridad acogida y regalada .
¡Orgullosa de este linaje de mujeres buscadoras y resilientes por las que en gran parte soy quien soy hoy.
Gracias compañeras en tolos lugares del mundo donde estamos.
Gracias mujeres apóstoles del Corazón de Jesús
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