domingo, 10 de enero de 2016

PORTADORES Y PORTADORAS DE SUEÑOS (ALANDAR. Enero 2016)


Desde hace ya un tiempo acojo y felicito el nuevo año con un cuento de Gioconda Belli que narro a continuación en versión simplificada:

“En todas las profecías está escrita la destrucción del mundo. Todas las profecías cuentan que el ser humano creará su propia destrucción. Pero los siglos y la vida que siempre se renueva engendraron también una generación de amadores y soñadores. Mujeres y hombres que no soñaron con la destrucción del mundo, sino con la construcción del mundo de las mariposas y los ruiseñores (…). Las portadoras y portadores de sueños sobrevivieron a los climas gélidos, pero en los climas cálidos casi parecían brotar por generación espontánea. Como laboriosas hormiguitas no dejaban de construir hermosos mundos. Mundos de mujeres y hombres que se llamaban hermanos, se curaban y cuidaban entre ellos y se ayudaban en el arte del querer y en la defensa de la felicidad. De todas partes venían a impregnarse de su aliento y de sus claras miradas y hacia todas partes salían los que habían conocido portando sueños, soñando con profecías nuevas (...)

Son peligrosas, imprimían las grandes rotativas (...)Son peligrosas, murmuraban los artífices de las guerras. Hay que destruirles. Pero las portadoras y portadores de sueños conocían su poder y por eso no se extrañaban y también sabían que la vida las había engendrado para protegerse de la muerte que anuncian las profecías…Dicen que la tierra después de parirles desencadenó un cielo de arco iris y sopló de fecundidad las raíces de los árboles. Nosotras sólo sabemos que los hemos visto. Sabemos que la vida los engendró para protegerse de la muerte que anuncian algunas profecías. Y en el mundo se ha desatado un gran tráfico de sueños que no pueden detener los traficantes de la muerte”

Y así es...Me encuentro con ellos por todo lados. No es que sean muchos, ni vayan en grupo ni vistan de manera especial, sino que se les distingue porque siempre están allí donde es necesario estar, encendiendo una luz cuando todo está oscuro, señalando que hay camino cuando parece que todo está cortado, haciéndonos ver que en realidad se trata de roturarlo y abrir senda. Son quienes cantan cuando otros y otras se han quedado anclados en el lamento y la nostalgia. Son quienes tienen ojos que saben “ver futuro” en el presente inédito y son cuidadosos y cómplices con su novedad “vulnerable” y siempre amenazada por quienes temen los cambios y las revoluciones, las del corazón las de las estructuras. 

Me encuentro con ellos aun en los tramos del camino donde la vida se me hace sórdida y terrible, como el otro día cuando una mujer vino a la asamblea del colectivo Territorio Doméstico para compartirnos su tristeza y desesperación porque tras 8 años trabajando en una casa la habían despedido aprovechando que estaba en el periodo de vacaciones en su país, cuidando de su hija enferma, que finalmente murió de parto. Cuando recibió la llamada de su jefa nunca pensó que era para decirla que no volviera más, sino para darle el pésame y la condolencia. ¡Que miserable se nos revela la condición humana ante hechos como estos!, pero a la vez ¡cuánta grandeza y magnanimidad existe también en los seres humanos!, como por ejemplo en Lucrecia, una compañera nica en una situación siempre límite y que sin embargo, es experta en acoger en su casa a mujeres que atraviesan momentos delicados haciéndolo con absoluta naturalidad y sin ningún aspaviento: “ya nos apañaremos. Puedes estar en mi casa hasta que encuentres algo. Para eso somos territorias”. 

O el otro día en Vigo, donde tuve la suerte de participar en una jornadas de formación con una comunidad cristina comprometida desde hace muchos años en la luchas vecinales de su barrio, experta en denunciar las prácticas caciquiles de su alcalde y que ahora con la “Ley Mordaza” van a juzgar a uno de sus líderes, joven padre de familia de tres niños y reconocido pacifista. Le acusan de atentado policial responsabilizándole de haber tirado por la escalera a un antidisturbios y piden para él penas de prisión y una multa de miles de euros. ¡Que sórdida es la condición humana y al mismo tiempo que luminosa!. Es la sensación que me produjo convivir con esta comunidad un fin de semana y sentir su sabiduría insumisa y la fuerza amorosa que desde años les une, la incondicionalidad de sus convicciones y los esfuerzos y luchas con que intentan pasar el testigo a otras generaciones. Me conmovió la red de apoyo creada en torno a este joven activista cristiano y la naturalidad, no exenta de preocupación, con que él y su compañera viven lo que les está pasando, sin dejar de sonreír a sus hijos y jugar con ellos. 

También me ha llenado de gozo últimamente descubrir portadores y portadoras de sueños en el último encuentro que he podido participar a nivel nacional con la JOC en su campaña “Luchemos el presente para ganar el futuro”. Jóvenes de Getafe, Laguna, Las tres Mil, el Polígono Sur, etc, jóvenes con situaciones de precariedad muy fuertes pero que no se resignan al “sálvese quien pueda”, sino que se organizan en sus ambientes para intentar transformarlos, cuidando las relaciones y las pequeñas acciones que educan en la experiencia del sí se puede y descubriendo la fuerza el Evangelio en ello. A su lado, como compañeras y compañeros de camino adultos y adultas insobornables en su apuesta por la juventud precarizada y excluida de las periferias, personas como Auxi Fernández, de las primeras mujeres “consiliarias“ en el movimiento o Paco Aguilera, referentes obligado de tantos jóvenes comprometidos hoy desde el Evangelio y la revisión de vida en las luchas vecinales y los movimientos sociales de muchos lugares del estado.

Los portadores y portadoras de sueños siempre son peligrosos por el poder de contagio de sus vidas y por eso suelen pagar el precio de la difamación, pero también por el modo con que viven las consecuencias de ello su luminosidad se incrementa aún más y paradójicamente aumenta el poder de su contagio. Lo mismo sucede en la vida política. Algunos ayuntamientos están gobernados hoy por portadoras y portadores de sueños, que han hecho, como dice la hija de una amiga, que las niñas no quieran ya ser princesas sino alcaldesas. Las portadoras de sueños están haciendo visible que es posible gobernar en femenino sin reproducir esquemas patriarcales, sino desde la cultura del cuidado y atendiendo a la política primera, que consiste en poner en el centro de la economía y de la gestión ciudadana la dignidad y la sostenibilidad de las vidas más vulneradas. Estas portadoras de sueños nos recuerdan insistentemente que solo así la universalidad de los derechos será posible para todas. Por eso esta nueva política es percibida como amenazante para quienes prefieren poner en el centro de la gestión ciudadana los intereses privados de minorías selectas o altamente cualificadas o competitivas.

Las portadoras de sueños están empeñadas, y lo están haciendo pese a tantas dificultades como enfrentan, en parar desahucios, gestionar alquileres sociales, adecuando y recuperando viviendas que tenía el SAREB, frenar la pobreza energética, municipalizar servicios, triplicar las becas en comedores escolares, promocionar la cultura y la participación, no desde arriba sino contando con los vecinos y vecinas de los barrios desde la diversidad que los constituye, etc. Por eso esta política es una política con mística , porque no hay portador o portadora de sueños que se mantenga fiel a ellos cuando el sistema atacan con toda la fuerza del mal, si no hay un misterio interior de amor que los sostiene, amor ciudadano amor político, o como cada cual quiera llamarle. Y si alguien lo duda que escuche el discurso de Ada Colau del día 8 de Diciembre (casualidades de la vida), para referirse a las mujeres y a la política y que circula por Facebook con el título. “Por qué, aunque hay días muy duros, tenemos muy claro que no nos podemos quejar y que tenemos que hacer mucho más”. Por cierto, escuchar a esta portadora de sueños me recuerda a otra insigne también en ello, Mercedes Sosa : ¿Quien dijo que todo está perdido…Hay gente que sigue ofreciendo su corazón. 

                                                        Pepa Torres Pèrez 
















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