miércoles, 14 de noviembre de 2018

DONDE PONGO LA VIDA PONGO EL FUEGO

Hace unas semanas perdí a uno de mis amigos más incondicionales: Guillermo Sotillos. Nos lo arrebató  un infarto. Siento su pérdida a cada rato, a la vez que su presencia se me hace cercana en un montón de detalles con él compartidos. Su poeta preferido era Ángel González, especialmente el verso que da título a este artículo. Mi amigo era un hombre jovial, divertido, esperanzado y risueño al que se iba el corazón por las causas aparentemente perdidas y por las personas más vulnerables. 

Apasionado por la educación descubrió que lo más importante que quería hacer con su vida era acompañar a las personas y eso le llevo a des-programar su agenda para tener tiempo disponible para la gente. Así fue pasando de ser un hombre de acción a un hombre de relación, experto en escuchar y sostener a las personas. Su muerte me ha dejado algunas preguntas y tareas pendientes. Creo que una de ellas es la atención y el cuidado a las personas más que las causas y siento su susurro en mi oído recordándomelo: “las personas son lo primero, cuida los encuentros”.

jueves, 8 de noviembre de 2018

Premio de la Asociaciòn ACOPE a las Apostólicas del Corazón de Jesús por su solidaridad con las mujeres presas




Mensaje de agradecimiento por la recepción del premio de la Asociación de Colaboradoras con las presas ( ACOPE)


Buenas tardes y muchas gracias por la invitación a este acto y el reconocimiento de este premio que para nosotras, las Apostólicas del Corazón de Jesús, significa reforzar aún más los lazos que desde hace 25 años venimos compartiendo con Acope. 

Dicen los y las orientales que hay un hilo rojo invisible que nos une a las personas y colectivos que participamos de unos mismos anhelos, de unas mismas utopías y que éste es el que hace que antes o después irremediablemente nos encontremos. Sin duda que este hilo rojo en nuestro caso es la sensibilidad y la apuesta de Acope, desde sus orígenes, por tener un oído atento al murmullo de las mujeres más empobrecidas y hacerlo desde una perspectiva de género, de manera que las mujeres seamos protagonistas de nuestra propia liberación y podamos desarrollar existencias más allá de los roles y papeles asignados, en definitiva más allá de esta gran cárcel, que encierra a su vez muchas otras, que es el patriarcado.