Mostrando entradas con la etiqueta iglesia. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta iglesia. Mostrar todas las entradas

jueves, 7 de agosto de 2025

XI Circulo de espiritualidad Yada: Conocer por experiencia


Este año, convocadas bajo el lema ALENTAR LA ESPERANZA iniciamos un nuevo círculo con mujeres de diversos lugares del estado. Bonita experiencia de espiritualidad cristiana feminista.

miércoles, 16 de julio de 2025

Ex-ponernos al riesgo y al asombro del Amor

  


La primera semana de Julio, Teresa Casillas y yo hemos acompañado unos Ejercicios Espirituales con perspectiva de género desde la pedagogía ignaciana a un grupo  mixto de 31 personas de diversos lugares del estado.    

La experiencia que hemos ofertado parte de las claves de la espiritualidad ignaciana, más allá de su literalidad, ya que hemos puesto el acento en un enfoque de género. Creemos que ha sido de gran ayuda  

-Los textos bíblicos interpretados desde una exegesis feminista y liberadora.

-La apertura de cada una de las personas y el grupo en si mismo al Espíritu- Ruah, que acude que siempre en ayuda de nuestra debilidad (Rom 8, 26).

-Los anhelos y las propias búsquedas profundas de comunión, sororidad y fraternidad que hemos ido compartiendo.

-La integralidad de la pedagogía ignaciana.

-La sabiduría espiritual de algunos compañeros y compañeras de camino que nos han precedido y que nos ha acompañado en este itinerario : mujeres bíblicas, Etty Hillesum, Simone Weill, etc,  

-Y la propia comunidad de espíritu en que nos hemos convertido en estos días 

Todo ello nos ha ayudado a re-conectar con la FUENTE DEL SER y reorientar nuestras vidas de forma agradecida, desde el riesgo y el asombro del Amor. 

Una bonita experiencia también de trabajo en equipo, como pareja de mujeres acompañantes, que nos anima a seguir haciéndolo juntas en próximas convocatorias.

Seguimos ....

Pepa Torres Pèrez 

   

 

 

martes, 1 de julio de 2025

El futo de las mujeres en la iglesia

https://www.rtve.es/play/videos/objetivo-igualdad/futuro-mujeres-iglesia/16642722/ 

Interesantes entrevistas en las que he participado como revuelta de las Mujeres en la iglesia. 

HASTA  QUE LA  IGUALDAD SEA COSTUMBRE  

No se trata solo de una. Se trata de todas nosotras ( Comunicado revuelta de Mujers en la iglesia) .

 

No se trata solo de una. Se trata de todas nosotras. No más mujeres víctimas de abusos de poder, de conciencia, espirituales y sexuales en nuestra Iglesia

El pasado día de Corpus Christi, un grupo de hermanas de la Revuelta se manifestaron en silencio a las puertas de la catedral de Lugo, con una pancarta que rezaba “non máis abusos na Igrexa”. 

Al mismo tiempo, tras la noticia de la denuncia por agresión sexual a una menor por parte de un sacerdote de esta diócesis, a Revolta das Mulleres na Igrexa de Galiciapublicaba un comunicado ( https://forms.gle/KaUK5xh48ogxeBqu6 ) en el que expresábamos nuestra solidaridad con las víctimas de abusos en la Iglesia y su entorno (centrada en el caso de la diócesis de Lugo), reflexionábamos sobre sus efectos en la vida eclesial y pedíamos actuaciones concretas de justicia, reparación y transformación para erradicar esta lacra en nuestras comunidades.

Este manifiesto ha recibido el apoyo de la Revuelta de Mujeres en la Iglesia-Alcem la Veu, las asociaciones feministas de Galicia y un buen número de asociaciones de Iglesia de todo el Estado.

Durante esa manifestación pacífica y silenciosa, nuestras compañeras fueron increpadas públicamente por un sacerdote. “No sois cristianas” o “sinvergüenzas” fueron algunas de sus expresiones, pronunciadas desde el más rancio clericalismo.

Estas mujeres ꟷcomo muchas de nosotrasꟷ han entregado buena parte de su vida al servicio comunitario dentro de la Iglesia católica. Lo ocurrido refleja una violencia estructural y simbólica profundamente enraizada en la Iglesia. No podemos normalizar ni minimizar este maltrato. Porque también son formas de violencia los abusos de poder, de conciencia y espiritual que dañan a todo el cuerpo de Cristo que es la Iglesia.

Como comunidad de iguales tenemos la responsabilidad de hacer de esta experiencia un proceso de liberación y sanación. Como mujeres creyentes que hemos sido calladas, regañadas o expulsadas simbólicamente de los espacios de fe una y mil veces por atrevernos a reflexionar críticamente, cuestionar determinadas prácticas abusivas o, simplemente, sostener en sororidad a otras, alzamos la voz no solo por nuestras hermanas, sino por toda la Iglesia. Inspiradas por la Ruah que sopla donde quiere, exigimos respeto y reparación.

Denunciar lo ocurrido no es solo un acto de justicia con todas las que sufrimos agresiones, es un acto de fidelidad al Evangelio que nos convoca a proteger la dignidad de todas las personas, especialmente de aquellas en situaciones de especial vulnerabilidad.

Recordamos las palabras del
Documento de Aparecida:

“La Iglesia no puede desentenderse de las luchas por la justicia y la dignidad de los excluidos y excluidas de nuestra sociedad” (DA 384).

Y las palabras del propio Jesús: “Si nosotras callamos, gritarán las piedras” (Lc 19,40). Hoy gritamos nosotras, con nuestra presencia silenciosa.

• Porque no aceptaremos más regañinas clericales que nos relegan a lugares de subordinación.

• Porque nuestras iglesias también son nuestros espacios de fe.

• Porque Dios no grita, escucha. Dios no castiga, abraza.

Dios no miente, revela.

No es contra la Iglesia que protestamos. Es porque queremos una Iglesia que sea comunidad de iguales, que no tema las preguntas, ni los carteles, ni las voces femeninas que claman justicia.

Llamamos respetuosamente a nuestras organizaciones a que se unan a la Revuelta de Mujeres en la Iglesia- Alcem la Veu a pronunciarse públicamente contra el abuso de poder, de conciencia y/o sexual en la Iglesia. Porque el silencio institucional es también una forma de
complicidad.

Con respeto, cariño y sororidad,

Revuelta de las Mujeres en la Iglesia - Alcem la Veu

jueves, 22 de mayo de 2025

Sobre gatas y monjas obreras ( Alandar Mayo 2025)


La reivindicación que hace León XIV con su nombre me recuerda un asunto que tengo pendiente: la memoria y el legado de las  monjas obreras. No es mi única deuda con la historia tengo muchas otras, tantas que necesitaría tener siete vidas como las gatas para repararlas. Sin duda dedicaría íntegramente una de ellas a investigar, recoger y difundir la historia de las mujeres que nos han precedido, a menudo ignoradas o manipuladas en función de intereses a ajenos a ellas mismas. Entre esas historias, dignas de sacar del armario, de liberar y sanar de la ablación de la memoria está la de mi propia tradición, la vida religiosa, las monjas, como popularmente se nos sigue llamando, aunque no vivamos en monasterios ni sea del todo preciso, y especialmente las monjas obreras

Acaba de llegar a mis manos una magnifica tesis doctoral titulada Mujeres, católicas y consagradas- El aggiornamineto de la vida religiosa femenina (1962-1978) de Verónica García Martín, que por fin las saca del anonimato y la invisibilidad. 

Mucho se ha escrito y hablado de los curas obreros, pero la historia de las monjas obreras sigue siendo una gran desconocida. Sus vidas no están escritas en libros, aunque ojalá pronto lo sean, pero permanecen vivas en las periferias donde trascurrió y trascurre todavía, en muchos casos, su existencia. En algunos casos las asociaciones vecinales mantienen su memoria poniéndoles nombre a algunas de sus calles, plazas o espacios públicos conseguidos a golpe de reivindicación y movilizaciones callejeras como la calle Gloria Más en el barrio del Zaidín (Granada) o la biblioteca Pública Teresa Martín Ramos en el barrio de Orcasitas[1] (Madrid). Vidas entrecruzadas con las luchas sociales cuando en tantos lugares de España se repetían a diario historias como las que cuenta hoy cuenta la película el 47.

Muchas abandonaron la vida religiosa por amor a sus barrios y a quienes vivían en ellos, pero otras muchas, por la misma razón, permanecieron también por amor a las luchas y los sueños, de las gentes que habitaban y habitan las periferias. Fue esa razón, una razón amorosa (porque el amor es también político), la que las llevó a abandonar sus grandes casas y el trabajo dentro de la institución para pasar a trabajar manualmente como obreras en las fábricas, temporeras en el campo, en la recogida de los espárragos o el tabaco, en la limpieza, como empleadas de hogar, en los hoteles (lo que hoy llamamos kellis) o a poner en marcha cooperativas e implicarse con otras compañeras sindicalmente.

Historias de solidaridad inquebrantable y amistad política que les condujo a hacer un éxodo importante en sus vidas: de optar por los y las empobrecidas a vivir y trabajar entre ellos y participar en sus organizaciones. Alguna de ellas cuenta como en los inicios de ese tránsito la Guardia Civil en más de una ocasión iba a sus casas a comprobar su identificación, ya que les resultaba inconcebible que unas monjas participaran por ejemplo en una huelga en la fábrica, o en un paro agrario.

Con sus vidas visibilizaron y visibilizan que el evangelio es encarnación y que esa encarnación pasa por el tejido de la amistad cívica, la amistad social y el compromiso socio-político desde abajo y con los y las de abajo … y que es posible.

Sus casas fueron y son sacramento de la cultura del encuentro desde la diversidad, a la que nos urgía el papa Francisco. En sus comidas y cena compartidas se tejieron sueños de libertades democráticas, desobediencias, revueltas, complicidades, resistencias y utopías sin las cuales hoy no seriamos quienes somos

Definitivamente quiero ser una gata para tener siete vidas y dedicar, íntegramente, una de ellas a investigar y escribir sobre las monjas obreras

------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------


[1] Gloria Más fue una religiosa del Sagrado Corazón defensora de la educación pública y una gran luchadora desde la Asociación de Vecinos y Vecinas del Zaidín (Granada). Una mujer comprometida hasta el final de su vida con el derecho a la educación pública de calidad en los barrios obreros. Promotora también de la Educación de adultas cuando ésta se estaba poniendo en marcha en Andalucía y en Extremadura. Del mismo modo, Teresa es una religiosa Javeriana, que fue obrera en la Fabrica Stándar Elèctrica, en Madrid y junto con sus compañeras, luchadoras vecinales por el derecho a la vivienda, y los derechos de las mujeres del barrio de Orcasitas (Madrid)

miércoles, 30 de abril de 2025

LA ESPERANZA Y EL SOPLO DEL DON ( Alandar Abril 2015)

Amanezco esta mañana de Pascua con una convicción profunda en medio del panorama de políticas de la crueldad que actualmente gobierna el mundo: La esperanza no es creer que el mundo tiene arreglo, sino que tiene sentido luchar para que lo tenga, o lo que es lo mismo, la esperanza no es la convicción de que las cosas saldrán bien, sino la certidumbre de que algo tiene sentido, sin importar el resultado final (Vaclav Havel).Me lo evocan esta mañana las mujeres miròforas, que aun cuando todavía era oscuro, se pusieron en camino hacia el sepulcro (Jn 20. 1-9). Mientras el genocidio de Palestina sigue aconteciendo y los cuerpos de las mujeres congoleñas quemados vivos y convertidos en arma de guerra, cuesta creer lo que hace años proclamó Rhaner: La esperanza ama la tierra. ¿Qué esperanza nos anuncia entonces el Resucitado?.

En estos días de Semana Santa me ha estado acompañando un magnífico libro “El soplo del don” del hermano Christophe, uno de los monjes de Thibirine asesinados en Argelia en la década de los 90. De entre sus páginas destaco este texto que me ha resultado especialmente evocador: Jesús ha entrado hasta el fondo, en la miseria del ser humano, en Dios. Eso es lo que significa la entrada en el seno del Padre. Desde entonces toda situación aparente de lejanía de Dios está presente en el rostro de Cristo abandonado, y en ese rostro, la atestación de la incomprensible proximidad de Dios. Paradójicamente cuanto más lejano más presente está ahí. No tenemos ni idea de hasta donde ha ido él. No hay decaimiento ni abandono que no haya experimentado y del que no haya hecho, por su presencia lugar de la proximidad de Dios” (23/4/1995).

La raíz última de nuestra esperanza pascual creo que se fundamenta en esa proximidad. La esperanza no depende entonces de los datos de la realidad, sino que es más bien la realidad la que depende de nuestra esperanza. La esperanza que brota de la mañana de Pascua es una esperanza enlutada, que no es ingenua, ni romántica, sino que emerge de un cuerpo partido y repartido no para legitimar las cruces del mundo, sino para ponerse en el lugar de los crucificados y crucificadas y acabar con ellas. Por eso la esperanza pascual no es un principio, es ejercicio. Es la práctica de la primacía del amor y la dignidad de la persona por encima de toda legalidad, política o religiosa que la vulnere. Porque es en la projimidad y especialmente en las más vulnerada donde se nos revela el misterio y el escándalo de lo más humano y lo más divino, o dicho en el lenguaje religioso más clásico, el Dios mayor se hace menor. La dimensión más trascendente de la vida se nos revela en lo más ínfimo, en lo más ordinario y vulnerado, si nos atrevemos a contemplar la realidad desde su hondura, perforándola al modo de los zahories expertos en encontrar manantiales de vida ocultos en los aparentes desiertos personales y sociales de la historia.

Decía también la filósofa malagueña María Zambrano[1], exiliada durante más de 45 años en América Latina y Francia y cuya hermana, Araceli, fue detenida y torturada por la Gestapo, gravemente enferma desde entonces, que la esperanza es aliada de la fe, es el fondo último de la vida misma. Se alza como un puente sobre toda situación sin salida. Marca el camino señalando siempre otra orilla (…) la esperanza como un puente une caminos que sin él no conducirían sino a un abismo o un lugar intransitable. Se manifiesta a menudo desasida, sin agarre, sin razones, pero con capacidad de sostener la vida de quien la experimenta, convirtiéndose así en la sustancia de la vida de quienes a menudo todo lo han perdido (…) Crece en los pueblos oprimidos y en quienes viven el desamparo, tomando la forma de la resistencia, generación tras generación, mientras Occidente permanece encerrado y aislado en su angustia sin horizonte y en el uso de una inteligencia que pretende regir la realidad sin entrar en contacto con el sufrimiento y la fragilidad, e ignorando que lo más importante de la vida se recibe (…)

Subrayo de su reflexión dos cuestiones que me interesan especialmente: la primera se refiere a la paradoja de que las situaciones límites, ya sean sociales o existenciales son ecosistemas propicios a la esperanza y en ellas desarrolla su capacidad de abrir caminos en realidades intransitables. O, dicho de otro modo, las periferias como trincheras de esperanza. La segunda, es que la esperanza es un don que se recibe. Porque el Dios de Jesús camina con nosotras historia adentro sin apearse de ella y sin abandonarnos por densos y oscuros que sean los acontecimientos que atravesemos. Por eso no se trata tanto de llevar la esperanza, como si fuéramos sus poseedoras como de acogerla, como un don que recibimos en la hondura y la gratuidad del corazón y en la proximidad con quienes transitan las periferias humanas, sociales o existenciales.

La esperanza resulta entonces algo así como la dinamo de los pueblos, el principio dinámico que moviliza interna y externamente personas y comunidades y lo hace desde abajo y desde adentro. Porque la comunidad y su inteligencia colectiva son parteras de creatividad y horizonte común, habita tercamente el corazón humano, que es el lugar donde anidan los deseos más profundos. Por ello acoger y alentar la esperanza pascual requiere también un encargo: Cuidar el soplo del don, como diría el hermano Chistophe, o dicho en el lenguaje bíblico del Libro de los Proverbios cuidar el corazón porque en él están las fuentes de la vida, las fuentes de la esperanza (Prov 4,23). ¿Nos ponemos a ello?



Pepa Torres Pérez




[1] María Zambrano, Los bienaventurados, Alianza Editorial, Madrid, 2022, pág. 132- 135

sábado, 26 de abril de 2025

EL LEGADO DE FRANCISCO QUE ESTAMOS URGIDAS Y URGIDOS A CONTINUAR (1)

 

,

Una iglesia pobre y para los pobres  

( EG 202, 198) 

Francisco en su discurso de recepción del pontificado se presentó a sí mismo como alguien venido del fin del mundo, un lugar rebelde en su memoria y en sus luchas ante las dictaduras políticas y económicas. Buen conocedor de las Villas miserias, en ellas se dejó tocar por la teología del pueblo y por quienes las habitan. Con ellos compartió dificultades y anhelos que han hecho de él un papa reformador y rebelde ante la barbarie y la complicidad con la violación de los derechos humanos y sociales y los derechos de la tierra. Su propuesta pastoral está travesada por la dimensión social y ecológica del evangelio y sus repercusiones en la convivencia cotidiana y en la vida ciudadana Así ha sabido traducir la misericordia en amor político y compromiso con el cuidado de la casa común.

   El amor lleno de pequeños gestos de cuidado mutuo es también civil y político y se manifiesta en           todas las acciones que procuran construir un mundo mejor. El amor a la sociedad y el compromiso       por el bien común son una forma excelente de la caridad que no sólo afecta a las relaciones entre           los  individuos, sino a las macro-relaciones, como a las relaciones sociales económicas y políticas       (…) El  amor social es la clave de un auténtico desarrollo ( …) y ha de ser la norma constante y           suprema a de  la acción (…) El amor social nos mueve a pensar en grandes estrategias que detengan    eficazmente la degradación ambiental y alienten una cultura del cuidado que impregnen toda la            sociedad (LS 231)

Como buen conocedor de la Teología del pueblo ha sabido recuperar y actualizar lo mejor nuestra doctrina social y patrística. Los pobres son la Carne de Cristo y escuchar su clamor es escuchar el clamor de la justicia y el reino que nos reclama. Un reclamo que no es para unas minorías especializadas, sino para todo el pueblo de Dios y al que hemos de responder con todas nuestras fuerzas (EG 180,181, 201). Por eso la opción por los empobrecidos y empobrecidas (descartables) ha de atravesar la vida de todo creyente y el corazón de toda la iglesia. Francisco ha subrayado en toda su doctrina el vínculo intrínseco entre Cristo y los pobres hasta el punto, como escribió en Evangelii Gaudium, que el camino de nuestra redención está signado por ello (EG 198, 197). Pero en la doctrina y la praxis pastoral de Francisco los pobres son mucho más que “objeto” de la opción de la iglesia. Son sobre todo vicarios de Cristo y sujeto eclesial, con capacidad de agencia, que reclaman una iglesia pobre para los pobres ( EG 198), porque como señaló en el Primer Encuentro con las organizaciones Populares [1]

¡Los pobres no sólo padecen la injusticia, sino que luchan contra ella! (…) Tampoco están esperando de brazos cruzados la ayuda de las ONGs, planes asistenciales o soluciones que nunca llegan o si llegan de tal manera que van en una dimensión de anestesiar o domesticar. (…) los pobres ya no esperan y quieren ser protagonistas, se organizan, estudian, trabajan, reclaman….

De esta concepción activa y dinámica de los pobres se deriva la relación entre inculturación y justicia, como uno de sus acentos pastorales más importantes en su teología desde y para las periferias. Para Francisco la opción por el pobre para ser evangélica ha de hacerse desde sus propios contextos y culturas, respetando su modo propio de ser para reconocerlo afectiva y efectivamente como sujeto de un proceso histórico de desarrollo y de liberación (EG 202-208). De ahí la novedad radical de los encuentros del papa Francisco con las organizaciones populares, algo insólito en la historia del papado. En ellos se acentúan elementos inéditos en relación con anteriores pontificados

-El reconocimiento del derecho al techo, la tierra y el trabajo como derechos sagrados en cuya defensa los cristianos y cristinas no podemos ser indiferentes

-La apuesta por los procesos de participación para revitalizar las democracias desde abajo y ser sembradores de cambios priorizando generar procesos más que ocupar espacios.

-La defensa del bien común y la solidaridad entendida en términos de comunidad de dar prioridad a la vida de todos y todas, por encima de la apropiación de los bienes por parte de algunos (EG 189) y el compromiso como comunidades cristianas c
on los cambios estructurales que esto plantea.

-Fomentar un pensamiento crítico y una práctica resiliente ante las estrategias de contención y domesticación de las luchas de los pobres que desde las políticas asistencialistas buscan anestesiar y pasivizar.

-Impulsar prácticas alternativas que rompan con la lógica excluyente con la que capitalismo neoliberal coloniza nuestras conciencias y su axioma de que no todas las vidas valen lo mismo

-Denunciar la cultura del descarte, la dictadura de la economía sin rostro, el sálvese quien pueda, la globalización de la indiferencia como formas de individualismo salvaje, y la divinización del dinero como el más peligroso de todos los terrorismos que amenazan actualmente la vida:

¿Quién gobierna entonces? El dinero ¿Cómo gobierna? Con el látigo del miedo, de la inequidad, de la violencia económica, social, cultural y militar que engendra más y más violencia en una espiral descendente que parece no acabar jamás. ¡Cuánto dolor y cuánto miedo! Hay -lo dije hace poco-, hay un terrorismo de base que emana del control global del dinero sobre la tierra y atenta contra la humanidad entera. De ese terrorismo básico se alimentan los terrorismos derivados como el narcoterrorismo, el terrorismo de estado y lo que erróneamente algunos llaman terrorismo étnico o religioso, pero ningún pueblo, ninguna religión es terrorista. Es cierto, hay pequeños grupos fundamentalistas en todos lados. Pero el terrorismo empieza cuando «has desechado la maravilla de la creación, el hombre y la mujer, y has puesto allí el dinero». Ese sistema es terrorista.[2]

El legado de Francisco nos insta a una pastoral crítica y “en salida”. Una pastoral también de noes A menudo Los cristianos y cristianas hemos sido más educados en la sumisión al poder y al orden establecido que la desobediencia evangélica, más en el valor del sí, que en el del no, pero el sí, para ser es evangélico ha de estar cargado de noes, como así fue en la vida de Jesús.

Por eso Francisco es también el papa de los noes:

-No a una economía de la exclusión y de la inequidad (EG 53). Por los costes humanos y ecológicos que conlleva y porque nos hace incapaces de compadecernos ante los clamores de los otros. En este sentido las personas migrantes y refugiadas han sido para Francisco un icono de esta globalización de la indiferencia, a la que la iglesia no podemos volver la espalda, sino practicar la gramática de la solidaridad, es decir: acoger, promover, integrar y luchar contra toda forma de racismo o xenofobia [3]

-No a la nueva idolatría del dinero y la economía sin rostro que diviniza lo mercados y legitima la cultura del descarte, el expolio de la tierra, la corrupción y el fraude fiscal (EG 55-56)

-No a un dinero que gobierna en lugar de servir, y olvida que “No compartir con los pobres los propios bienes es robarles y quitarles la vida” (EG 57)

-No a la inequidad que genera violencia (EG59) porque cualquier reclamo de seguridad será inútil porque hasta que no se reviertan la exclusión y la inequidad. Es imposible la convivencia pacífica sin justicia (EG 74)

Francisco nos ha dejado muchos caminos abiertos que hemos de seguir recorriendo en fidelidad creativa.
Quizás en lo que se refiere al reconocimiento del papel de las mujeres en la iglesia y a ampliar los espacios para una presencia más incisiva en lugares de toma de decisiones, sus aportaciones han sido más bien tímidas, pero inmensamente valientes, dado todas las hostilidades y resistencias con que se ha encontrado. Francisco ha sido muy sensible a la realidad de las mujeres en lo que se refiere fiere a la cuestión social (feminización de la pobreza, violencia, tarta) pero mucho menos en las cuestiones emancipatorias. 

Pese a ello, durante su pontificado es la primera vez que se identifica el patriarcado como causa del origen de la violencia contra las mujeres , o la única vez en la historia de la iglesia que las mujeres han podio tener no solo voz, sino también voto en un Sínodo y ser reconocidas como consultoras y asesoras, además de ocupar puestos de responsabilidad y toma de decisiones en el Vaticano. Es cierto que nos queda aún mucho por camino por andar hasta que los anhelos profundos de muchas mujeres que reclaman la comunidad de iguales y el pleno acceso a los ministerios, más allá de la división sexual de roles y mandatos de género[4] puedan ir haciéndose realidad, pero el camino esta abierto y el Evangelio sigue retándonos a ello. Gracias, papa Francisco, seguiremos alentando la iglesia en salida, hasta que la igualdad sea costumbre.

 







[1] Discurso de clausura del I Encuentro con Organizaciones populares, https://w2.vatican.va/content/francesco/es/speeches/2014/october/documents/papa-


[2] Discurso de clausura del III Encuentro con Organizaciones populares http://w2.vatican.va/content/francesco/es/speeches/2016/november/documents/papa-


[3] Mensaje del papa Francisco para la jornada mundial del migrante y del refugiado 2018 http://w2.vatican.va/content/francesco/es/messages/migration/documents/papa-


[4] Para profundizar en este tema es muy recomendable la lectura de Silvia Martínez Cano, “ Mujeres creyentes, culturas e Iglesias: Reformas para comunidades católicas vinas y en acción”, ESWTR 25 (2017), 203-2018.

viernes, 11 de abril de 2025

Entrevista para una revista norteamericana

https://www.globalsistersreport.org/qas/qa-sr-pepa-torres-serving-lavapi-s-barrio-madrids-migrant-heart 


Una revista norteamericana me ha hecho esta entrevista y con pudor os la comparto. En tiempos de geopolítica de la crueldad lo que no sostienen son las redes y el amor político  

Presentación del libro El carisma profético en la Iglesia de hoy


 Un placer  compartir " conversación" en la presentación del libro  El carisma profético en la iglesia de hoy, de Mónica Díaz.  Gozada de compañeras y compañeros de mesa   

jueves, 10 de abril de 2025

Asómate a las periferias

https://eclesalia.net/2025/04/11/asomate-a-las-periferias/

Un gusto leer este artículo de Mari Paz Santos sobre el Taller  Espiritualidad de las  periferias: Etty Hillesum y los monjes de Thibirine   

jueves, 13 de marzo de 2025

DEJARNOS TRANSFIGURAR (Lc 9, 28b-36) Comentario Evangelio16 marzo 2025

El Evangelio de hoy nos remite a una pregunta que frecuentemente las cristianas y los cristianos contemporáneos nos hacemos: ¿Cómo hacer experiencia de Dios en medio del ruido, el ajetreo y los compromisos cotidianos? ¿Cómo vivir la dimensión contemplativa y orante de nuestra fe y dejarnos trasfigurar por ella, como le sucedió al propio Jesús y tantos hombres y mujeres testigos, que nos han precedido?

El texto nos da algunas claves para ello.

-El cuidado de la dimensión comunitaria

Aunque la oración es personal tiene una dimensión comunitaria, una comunidad de sentido y esperanza, que sostiene. Una comunidad, desde la que se clama a Dios conjuntamente, se expresa el anhelo de amor y comunión. Por eso Jesús invita a Pedro a Juan y a Santiago a subir al monte Horeb con Él.

-Dejarse sorprender por las paradojas y la revolución de los adverbios, que propone el Evangelio.

En la tradición judeocristiana el monte Horeb es el lugar de la revelación de Dios por excelencia. Lugar de teofanía, donde Dios selló su alianza de amor con Moisés. Sin embargo, desde una perspectiva espiritual “subir al monte Horeb” y contemplar los destellos del Misterio, más que ascender, implica descender. La espiritualidad cristiana más que los arriba de la historia y la condición humana, remite a los abajo. Invita a adentrarse en la profundidad del corazón, en la fuente del ser, a aventurarse en su hondura, vivir haciendo hoyo, traspasando la corteza de las superficialidad, hasta descubrir esa experiencia que tan bellamente expresó Etty Hillesum :

“Hay en mí un pozo profundo. Y en ese pozo está Dios. A veces consigo llegar a él, pero lo más frecuente es que las piedras y escombros obstruyan el pozo y Dios quede sepultado. Entonces es necesario volver a sacarlo a la luz (...) Voy a ayudarte Dios mío a no apagarte en mí “

“Ascender al Horeb” no es tampoco abstraerse de la realidad, ni idealizarla, sino más bien atreverse, con la ayuda del Espíritu, a perforarla y descubrirla habitada por un Amor que nos trasciende y trasfigura, si así se lo permitimos. Es decir, dejarnos configurar por el Amor, transformándonos internamente (sensibilidad, orientación vital) y externamente (prácticas, relaciones, etc) para ser cauce de tanto don recibido.

-Participar de la vida de Dios y sus testigos y profetas, dejando que algo de sus vidas impregne las nuestras

La oración es comunicación, es interrelación, es participación de la vida de Dios. Por ello nos conecta también con la larga cadena de hombres y mujeres testigos y profetas que sostienen y acompañan nuestra fe. Expresado en la teología más clásica de la iglesia, la oración nos hace participar de la comunión de los santos y santas. En este sentido nos arraiga en una larga tradición de buscadores y buscadoras comprometidos y comprometidas en hacer histórica la utopía del evangelio. Nos sostiene y alienta una inmensa nube de testigos

-Estar dispuestos y dispuestas a espabilarnos, como les sucede a los apóstoles

Despertarmos de nuestras inercias, rutinas y comodidades. No pactar con ellas, sino avivar la sensibilidad para captar al Dios de la vida, que nos sorprende siempre empujando y sosteniendo la fragilidad, en nosotros y nosotras mismas y en los y las demás.

-No caer en la tentación de separar a Dios de la historia, y del mundo. No “aspirar a hacer tres tiendas.”

La oración cristiana no nos aísla en burbujas espirituales, sino que nos implica y complica con el sacramento del encuentro, la projimidad humana y la comunión con toda vida. Nos lleva a un modo de estar en el mundo “de parte de Dios”, comprometidos y comprometidas con la realidad y el cuidado de la casa común.

-Escuchar al Hijo y su palabra encarnada en la historia y en lo profundo del corazón humano y dejarnos sobrecoger por esa experiencia.

Arrodillar el corazón ante este misterio. Dejar que cale en nosotros y nosotras como lluvia ligera, para que a su tiempo se traduzca en frutos, porque la experiencia de Dios se verifica siempre en las obras.

¿Cómo ayudarnos como comunidades cristianas a abrirnos a la experiencia de Dios y dejarnos transfigurar por ella?

 Pepa Torres Pérez 

miércoles, 5 de marzo de 2025

Revuelta de Mujeres de la iglesia de Donostia


 Un gustazo haber podido participar en esta jornada formativa y reivindicativa de las Mujeres en la iglesia exigiendo igualdad. Aurrera 

RENACER COMO MUJERES NUEVAS ( Revista Sororidad. Febrero)

Los tiempos litúrgicos también necesitan ser pensados y vividos desde la sensibilidad y la sabiduría de las mujeres. Por eso en esta editorial nos proponemos acercarnos a la cuaresma como tiempo de conversión y cambio desde la espiritualidad femenina-feminista. La conversión supone reorientar la sensibilidad y la praxis hacia la projimidad y la sororidad movida por la fuerza de la Ruah, desde la hondura del corazón y la realidad. Reorientar la propia existencia desde el amor. Un amor, que no es romántico, como no lo fue el de Jesús, pues pasa por el respeto y amor a una misma, a la dignidad propia y ajena, incluida la dignidad de la casa común. Un amor que tampoco se encierra en la dimensión intimista o individual, sino que es también político. Un amor que se traduce en compromiso y coraje colectivo para hacer de la vida un banquete sin primeras ni últimas, con quienes son excluidas del festín neoliberal que acontece hoy en nuestro mundo y despoja de bienes comunes a tanta humanidad y especialmente a mujeres y niñas.

La conversión pasa por volver a poner en el centro de la vida y de nuestros ambientes el pan y las rosas, y no el dinero ni la indiferencia. El pan, para tener de qué vivir (justicia, derechos, trabajo vivienda, etc) y las rosas, para tener por qué vivir (espiritualidad, sentido, vínculos que nos liberan y construyen sororidad e interdependencia, etc). La conversión es posible porque somos seres inacabados y porque nuestros errores y desenfoques no tienen la última palabra en nuestra vida, sino que el Di-s todo misericordia y cuidado no deja de atraernos con cuerdas de amor hacia el deseo de comunión y plenitud (Os 11,4) y nos permite recomenzar de nuevo, porque vivir es un continuo caer y levantarse, como nos recuerda la poeta Begoña Abad,

¿Qué hiciste en tu vida?

Caer y levantarme.

Aprender a curar heridas magulladas.

Echar remiendo en los desgarros

Inventar menús para los que tenían hambre

Escuchar los gritos silenciosos del miedo

Hacer hueco para que cupieran todos

Sumar y multiplicar la alegría del diario

Restar y dividir la angustia y la tristura

Abrir puertas (…)

Caer y mirar desde ahí

Caer y levantarnos

No hay conversión sin cambio. El cambio como señala Joan Chittister (2004) desempolva nuestras posibilidades y nos proyecta hacia nuevos comienzos, nos alejamos de una vida y caminamos hacia otra, de un yo hacia otro, de una forma de ser y estar en el mundo hacia otra . Florecemos de nuevo. La Cuaresma es un tiempo privilegiado para abrirnos a la escucha del Amor en el propio corazón y en el corazón de la historia y dejarnos transformar por la Ruah que la habita, para renacer con mujeres nuevas. Agarradas de la mano y la sabiduría de las mujeres bíblicas y otras que nos han precedido podemos también nosotras adentrarnos en ese nuevo nacimiento.

Así le sucedió a Débora, la juez de Israel que renació de nuevo, en medio del sufrimiento de su pueblo al levantarse y entonar un cantar (Jue 5,1) y resistirse a quedarse el lamento y la queja.

O a la mujer samaritana, que, en la escucha y el encuentro con aquel desconocido, pasó de la trivialidad y la banalización de la vida a la profundidad y al compromiso con su comunidad rompiendo expectativas y roles establecido, “impropios” de una mujer de su época”.

O más contemporáneamente a Etty Hillesum, que pasó de una vida desordenada y caótica a una vida anclada en el amor y la esperanza en la densidad del infierno de un campo de co
ncentración ayudando a Dios a no apagarse en el mundo.

O a Dorothy Day, que pasó de la increencia a la fe, liderando la revolución del corazón desde la no violencia activa y la solidaridad, con quienes transitaban las periferias de la sociedad norteamericana del pasado siglo, convencida que el Evangelio es hoy, el Evangelio es ahora.

¿A que nuevos renacimientos como mujeres nuevas nos convoca y provoca la realidad esta cuaresma?


lunes, 3 de marzo de 2025

El abuso espiritual y la violencia contra las mujeres en la iglesia


 Desde la Revuelta de Mujeres en la Iglesia de Madrid seguimos exigiendo Justicia y reparación con las mujeres  víctimas y cambios estructurales profundos en la iglesia para  prevenir esta forma de violencia