miércoles, 5 de febrero de 2020

Comentario al Evangelio.4 Febrero ( Mc 5,21-43)


Una decisión transgresora
La marginación y el sufrimiento de las mujeres sólo por el hecho de serlo, la violencia religiosa social, familiar sobre quienes se viven en un cuerpo de mujer, es denunciada por Jesús y liberada por su modo de relacionarse con ellas, rompiendo los modelos de conducta patriarcales de su época, especialmente por las más oprimidas y vulneradas. Pero también las mujeres, como la hemorroisa del Evangelio, que sufren por una enfermedad maldita, asociada en su contexto a su condición de ser mujer, las lleva a tomar decisiones trasgresoras más allá de las leyes y preceptos injustos para reclamar su derecho a la salvación, a la felicidad, a vivir con dignidad y justicia. Es este deseo el que lleva a esta mujer a tomar la iniciativa de acercarse por detrás de Jesús, confundida en una masa anónima y reclamar liberación, justicia, como tantas mujeres hoy en el mundo reclaman una vida digna para las mujeres, liberada de la pobreza y la violencia. La mujer hemorroisa es mucho más que una víctima, es una mujer empoderada cuyo anhelo de justicia y liberación le lleva a tomar la iniciativa de tocar el manto de Jesús. Jesús es sensible a su tacto y su clamor y en medio de una masa anónima la pide que se identifique, la singulariza y la sana reconociéndola como mujer de fe y sujeto de liberación de sus propia historia.

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