Desde mi ventana veo a la vecina de enfrente regar sus plantas…Nos saludamos con la mano y nuestras voces rompen el silencio… ¿qué tal vecina?, bien, me responde, …aquí estoy solita… me traen la compra unos voluntarios…. ¿Y tu padre cómo está?, bien tranquilo…contento de que esté con él, le respondo. Mis hijos viven en Sevilla …me llaman varias veces al día…continúa diciéndome la vecina…Qué días más tristes y largos…Me emociona su cuidado y los dos besos últimos que me envía abriendo los brazos de par en par a …uno para ti y otro para tu padre …Hasta que nos los podamos dar de verdad, termina diciéndome. Ni siquiera sé cómo se llama… esta crisis nos está convirtiendo a la projimidad y a la interdependencia, aunque también hay quienes se aprovechan de ella.
A las 12 de la mañana recibo una llamada de un amigo bangla muy agobiado porque su casero le ha dicho que tiene que dejar el alquiler y si no lo hace le va a denunciar a la policía. Le digo que no se lo crea que eso no es más que una amenaza y que su casero no puede echarle ahora mismo, que hacerlo es ilegal. Desde el grupo de cuidados de centro le ponemos en contacto con el grupo de vivienda y ellos quedan en llevar el tema con él.
Pero lo que hoy sin duda más han ocupado mi confinamiento ha sido el análisis del recién aprobado subsidio extraordinario para las trabajadoras de hogar. Una medida arrancada al gobierno por las propias organizaciones de trabajadoras, un logro de la sociedad civil organizada por la defensa de los derechos que no está en cuarentena. Valoramos positivamente que se reconozca por primera vez un subsidio de este tipo, tanto para las trabajadoras despedidas como para aquellas a las que se les ha suspendido el contrato por la situación sanitaria. Pero sobre todo creemos que esta medida constituye un agujero en el muro de la negación histórica de nuestros derechos y esperamos sea un paso decisivo para el reconocimiento definitivo del derecho a la prestación por desempleo, la incorporación plena en el régimen general de la Seguridad Social y, la ratificación del Convenio 189 de la Organización Internacional del Trabajo.
Sin embargo, la medida resulta insuficiente para garantizar la protección de todas las trabajadoras/es de este sector por varias razones, como explicamos en la nota de prensa que hemos sacado hoy y de la que copio estos párrafos:
- Porque deja fuera a más 200.000 personas que trabajan sin contrato laboral, la mayoría internas y en situación irregular por una ley de extranjería que condena a la gente a ocupar trabajos necesarios, pero en la clandestinidad y sin derechos.
- Porque el subsidio será equivalente al 70% de la base reguladora. Teniendo en cuenta que, en este sector se cotiza por tramos, que muchas veces quedan por debajo de sus salarios reales; que no se actualizan las cuotas, a pesar de que los salarios se incrementen y que, para abaratar costes en la cotización de la seguridad social, es práctica común que los/las empleadores/as, declaren salarios y jornadas inferiores a las efectivamente realizadas, por lo que en demasiadas ocasiones este 70% quedará muy por debajo de lo que correspondería si la Seguridad social hubiera atajado antes este fraude reiterado y denunciado insistentemente por los colectivos y de trabajadoras de hogar y cuidados.
- Porque el cuidado de personas mayores, menores y personas en situación de dependencia se considera, con la aprobación del Real Decreto Ley 10/2020, de 29 de marzo, una actividad esencial, pero tenemos un sistema público claramente insuficiente, mermado por años de recortes, que no garantiza los cuidados para todas las personas que los requieren y que mantiene en la precariedad a las trabajadoras y trabajadores del sector en diferentes ámbitos. Las trabajadoras de hogar y cuidados cubren una parte importante de esas necesidades desatendidas y están especialmente expuestas a situaciones de vulnerabilidad por el lastre de los derechos no reconocidos.
- Porque muchas familias y personas deben acudir a la contratación en empleo de hogar para cubrir esos cuidados no atendidos con recursos públicos. Muchas lo hacen con escasos recursos y probablemente hoy también tengan mayores dificultades para llegar a fin de mes. Nada se dice en este real decreto de la exoneración de la cuota a la seguridad social que sí se ha tenido en cuenta para las empresas que tramiten expedientes de suspensión de contratos y reducción de jornada autorizados en base a fuerza mayor temporal vinculada al COVID-19. Es imprescindible, que se reconozca en este caso el apoyo a las familias empleadoras con niveles de renta más bajos, afectadas en sus ingresos por la crisis actual, y como mecanismo de protección a las trabajadoras. Si somos actividad esencial, nuestros derechos también lo son.
A partir de mañana muchas compañeras empezarán a preguntarnos por los mecanismos para poder solicitar esta prestación y junto a ellas y todas las compañeras sin papeles seguiremos luchando hasta que las trabajadoras de hogar tengamos todos los derechos
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