-Proximidad,
y reconocimiento. El cuerpo a cuerpo, que nos saca de la abstracción
de las ideas y nos permite reconocer lo que tenemos en común como seres humanos
liberándonos de estereotipos o prejuicios. O dicho en el lenguaje de Fratelli
Tutti: Acercarse, expresarse, escuchar, mirar conocerse, tratar de comprender,
buscar puntos de contacto, reconocer la diversidad y respetarla, porque el todo
es superior a las partes y las diferencias puedan convivir enriqueciéndose e
iluminándose recíprocamente, aunque ello implique discusiones que hemos de
aprender a gestionar(FT 198-224).
-Escucha y mirada desarmada a los
otros /as. Sin proyectar prejuicios ni pre-concepciones
que buscan enfrentarnos y sitúan a unos/as por encima o por debajo de otros/as. Cuidar
lenguajes y gestos que incluyan y ayuden a desmontar estereotipos,
generalizaciones, fake news y sean respetuosos con la diversidad y el
reconocimiento de la dignidad de todas las personas con independencia de su
género, orientación sexual, color de su piel, status económico, etc. Mirar a
los demás y a uno mismo de forma capacitante, poniendo el foco en las
posibilidades y no sólo en la carencia. Una mirada generadora de vínculos que interrelacione y disponga ala confianza y a generar
“un nosotros cada vez más amplio”, porque lo que lleva siempre al naufragio es
el aislamiento y lo que siempre nos libera es la relación.
-Empatía y
amabilidad. Ejercitar la capacidad de intentar ponernos en la piel del otro, y
hacerlo revisando prepotencias o subalternidades que podemos tener introyectadas. Junto a ello ensayar lenguajes que alienten y conforten, que
estimulen, en lugar de palabras que humillan, , irritan desprecian (…) porque
La empatía y la amabilidad permiten la
búsqueda de consensos y abren caminos donde la exasperación destruye todos los
puentes (F T 198-224)
-Cuestionar la autosuficiencia y acoger
la propia vulnerabilidad ofreciéndonos
amparo mutuamente. Lo que nos hace más humanos no es la prepotencia, la
intolerancia, el dogmatismo excluyente, sino
la capacidad de saber convivir haciendo hueco a la diversidad que nos
constituye como humanidad y aprendiendo a cuidarnos colectiva e inclusivamente,
afrontando juntos los riesgos que nos amenazan como especie y como casa
común. Frente a la cultura de la indiferencia la resignación, la impotencia, el no hay
nada que hacer, cultivar el sostén mutuo, la organización colectiva y la
creatividad. Multiplicar dones, capacidades potencialidades desde la
vulnerabilidad compartida, porque la vulnerabilidad si se colectiviza puede
hacerse potencia
-Compartir relatos de resistencias y búsquedas que nos estimulen, porque no siempre gana Goliat y necesitamos narrárnoslo y celebrarlo. La risa, la fiesta, la celebración, el humor son también importantes como formas de resistencia que estimulan y fortalecen la cultura del encuentro
-La apuesta constante
y terca por el diálogo y la tolerancia desde la sabiduría de la no violencia
activa y la desobediencia civil: No en nuestro nombre. Un diálogo persistente y
corajudo, en expresión del papa Francisco. Un diálogo que trata de ir más allá del diálogo
dialéctico, para llegar a una auténtica comprensión del otro, que permita
una verdadera comunicación mutua, del que emerja un lenguaje común que atraviese
los límites del lenguaje propio. Un diálogo flexible y abierto a un mutuo enriquecimiento. Que nos lleve a estar dispuestos
a ceder algo por el bien común.
¡Buena aventura
y a seguir haciendo mapas y hojas de ruta!¡Nos
jugamos mucho!
Pepa Torres
Pérez
Gracias Pepa. Hace unos cuantos meses conocí algunos textos tuyos a través de mi parroquia y desde ahí te sigo de cerca. Vivo en Uruguay. Hace poquito me llegaron desde España dos de tus libros. Un gran abrazo y unidas en esta aventura siempre desafiante de ensanchar la carpa
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