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viernes, 1 de agosto de 2025

Lectura para el verano: Matria poética


Imprescindible  antología de poetas migrantes coordinada por Yeison F. García  López. 

 


Como  muestra  este poema de Youssef Taki 

miércoles, 16 de julio de 2025

Ex-ponernos al riesgo y al asombro del Amor

  


La primera semana de Julio, Teresa Casillas y yo hemos acompañado unos Ejercicios Espirituales con perspectiva de género desde la pedagogía ignaciana a un grupo  mixto de 31 personas de diversos lugares del estado.    

La experiencia que hemos ofertado parte de las claves de la espiritualidad ignaciana, más allá de su literalidad, ya que hemos puesto el acento en un enfoque de género. Creemos que ha sido de gran ayuda  

-Los textos bíblicos interpretados desde una exegesis feminista y liberadora.

-La apertura de cada una de las personas y el grupo en si mismo al Espíritu- Ruah, que acude que siempre en ayuda de nuestra debilidad (Rom 8, 26).

-Los anhelos y las propias búsquedas profundas de comunión, sororidad y fraternidad que hemos ido compartiendo.

-La integralidad de la pedagogía ignaciana.

-La sabiduría espiritual de algunos compañeros y compañeras de camino que nos han precedido y que nos ha acompañado en este itinerario : mujeres bíblicas, Etty Hillesum, Simone Weill, etc,  

-Y la propia comunidad de espíritu en que nos hemos convertido en estos días 

Todo ello nos ha ayudado a re-conectar con la FUENTE DEL SER y reorientar nuestras vidas de forma agradecida, desde el riesgo y el asombro del Amor. 

Una bonita experiencia también de trabajo en equipo, como pareja de mujeres acompañantes, que nos anima a seguir haciéndolo juntas en próximas convocatorias.

Seguimos ....

Pepa Torres Pèrez 

   

 

 

domingo, 13 de julio de 2025

Boletín Red Interlavapiès ( Julio 2025)

https://mailchi.mp/e3c97a6a2160/aqui-nos-quedamos 

Recién salido del horno el último boletín de la Red Interlavapiès  

Gracias a todas y todos los y las que con vuestro apoyo hacemos posible tanta vida  en medio de todo lo que esta cayendo  

miércoles, 18 de junio de 2025

Porque la vida de las mujeres y las niñas del Congo importan

*+

Hoy la Revuelta de mujeres en la Iglesia, Redes, FISC y la Plataforma de Mujeres Congoleñas hemos tenido un coloquio  para  escuchar su grito por la vida, contra al guerra y el extractivismo colonial. El acto terminó con un performance y una resignificación del Corpus Cristhie como los cuerpos  violentados y resilientes hoy en los cuerpos de las mujeres congoleñas 


 

jueves, 22 de mayo de 2025

Sobre gatas y monjas obreras ( Alandar Mayo 2025)


La reivindicación que hace León XIV con su nombre me recuerda un asunto que tengo pendiente: la memoria y el legado de las  monjas obreras. No es mi única deuda con la historia tengo muchas otras, tantas que necesitaría tener siete vidas como las gatas para repararlas. Sin duda dedicaría íntegramente una de ellas a investigar, recoger y difundir la historia de las mujeres que nos han precedido, a menudo ignoradas o manipuladas en función de intereses a ajenos a ellas mismas. Entre esas historias, dignas de sacar del armario, de liberar y sanar de la ablación de la memoria está la de mi propia tradición, la vida religiosa, las monjas, como popularmente se nos sigue llamando, aunque no vivamos en monasterios ni sea del todo preciso, y especialmente las monjas obreras

Acaba de llegar a mis manos una magnifica tesis doctoral titulada Mujeres, católicas y consagradas- El aggiornamineto de la vida religiosa femenina (1962-1978) de Verónica García Martín, que por fin las saca del anonimato y la invisibilidad. 

Mucho se ha escrito y hablado de los curas obreros, pero la historia de las monjas obreras sigue siendo una gran desconocida. Sus vidas no están escritas en libros, aunque ojalá pronto lo sean, pero permanecen vivas en las periferias donde trascurrió y trascurre todavía, en muchos casos, su existencia. En algunos casos las asociaciones vecinales mantienen su memoria poniéndoles nombre a algunas de sus calles, plazas o espacios públicos conseguidos a golpe de reivindicación y movilizaciones callejeras como la calle Gloria Más en el barrio del Zaidín (Granada) o la biblioteca Pública Teresa Martín Ramos en el barrio de Orcasitas[1] (Madrid). Vidas entrecruzadas con las luchas sociales cuando en tantos lugares de España se repetían a diario historias como las que cuenta hoy cuenta la película el 47.

Muchas abandonaron la vida religiosa por amor a sus barrios y a quienes vivían en ellos, pero otras muchas, por la misma razón, permanecieron también por amor a las luchas y los sueños, de las gentes que habitaban y habitan las periferias. Fue esa razón, una razón amorosa (porque el amor es también político), la que las llevó a abandonar sus grandes casas y el trabajo dentro de la institución para pasar a trabajar manualmente como obreras en las fábricas, temporeras en el campo, en la recogida de los espárragos o el tabaco, en la limpieza, como empleadas de hogar, en los hoteles (lo que hoy llamamos kellis) o a poner en marcha cooperativas e implicarse con otras compañeras sindicalmente.

Historias de solidaridad inquebrantable y amistad política que les condujo a hacer un éxodo importante en sus vidas: de optar por los y las empobrecidas a vivir y trabajar entre ellos y participar en sus organizaciones. Alguna de ellas cuenta como en los inicios de ese tránsito la Guardia Civil en más de una ocasión iba a sus casas a comprobar su identificación, ya que les resultaba inconcebible que unas monjas participaran por ejemplo en una huelga en la fábrica, o en un paro agrario.

Con sus vidas visibilizaron y visibilizan que el evangelio es encarnación y que esa encarnación pasa por el tejido de la amistad cívica, la amistad social y el compromiso socio-político desde abajo y con los y las de abajo … y que es posible.

Sus casas fueron y son sacramento de la cultura del encuentro desde la diversidad, a la que nos urgía el papa Francisco. En sus comidas y cena compartidas se tejieron sueños de libertades democráticas, desobediencias, revueltas, complicidades, resistencias y utopías sin las cuales hoy no seriamos quienes somos

Definitivamente quiero ser una gata para tener siete vidas y dedicar, íntegramente, una de ellas a investigar y escribir sobre las monjas obreras

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[1] Gloria Más fue una religiosa del Sagrado Corazón defensora de la educación pública y una gran luchadora desde la Asociación de Vecinos y Vecinas del Zaidín (Granada). Una mujer comprometida hasta el final de su vida con el derecho a la educación pública de calidad en los barrios obreros. Promotora también de la Educación de adultas cuando ésta se estaba poniendo en marcha en Andalucía y en Extremadura. Del mismo modo, Teresa es una religiosa Javeriana, que fue obrera en la Fabrica Stándar Elèctrica, en Madrid y junto con sus compañeras, luchadoras vecinales por el derecho a la vivienda, y los derechos de las mujeres del barrio de Orcasitas (Madrid)

miércoles, 30 de abril de 2025

LA ESPERANZA Y EL SOPLO DEL DON ( Alandar Abril 2015)

Amanezco esta mañana de Pascua con una convicción profunda en medio del panorama de políticas de la crueldad que actualmente gobierna el mundo: La esperanza no es creer que el mundo tiene arreglo, sino que tiene sentido luchar para que lo tenga, o lo que es lo mismo, la esperanza no es la convicción de que las cosas saldrán bien, sino la certidumbre de que algo tiene sentido, sin importar el resultado final (Vaclav Havel).Me lo evocan esta mañana las mujeres miròforas, que aun cuando todavía era oscuro, se pusieron en camino hacia el sepulcro (Jn 20. 1-9). Mientras el genocidio de Palestina sigue aconteciendo y los cuerpos de las mujeres congoleñas quemados vivos y convertidos en arma de guerra, cuesta creer lo que hace años proclamó Rhaner: La esperanza ama la tierra. ¿Qué esperanza nos anuncia entonces el Resucitado?.

En estos días de Semana Santa me ha estado acompañando un magnífico libro “El soplo del don” del hermano Christophe, uno de los monjes de Thibirine asesinados en Argelia en la década de los 90. De entre sus páginas destaco este texto que me ha resultado especialmente evocador: Jesús ha entrado hasta el fondo, en la miseria del ser humano, en Dios. Eso es lo que significa la entrada en el seno del Padre. Desde entonces toda situación aparente de lejanía de Dios está presente en el rostro de Cristo abandonado, y en ese rostro, la atestación de la incomprensible proximidad de Dios. Paradójicamente cuanto más lejano más presente está ahí. No tenemos ni idea de hasta donde ha ido él. No hay decaimiento ni abandono que no haya experimentado y del que no haya hecho, por su presencia lugar de la proximidad de Dios” (23/4/1995).

La raíz última de nuestra esperanza pascual creo que se fundamenta en esa proximidad. La esperanza no depende entonces de los datos de la realidad, sino que es más bien la realidad la que depende de nuestra esperanza. La esperanza que brota de la mañana de Pascua es una esperanza enlutada, que no es ingenua, ni romántica, sino que emerge de un cuerpo partido y repartido no para legitimar las cruces del mundo, sino para ponerse en el lugar de los crucificados y crucificadas y acabar con ellas. Por eso la esperanza pascual no es un principio, es ejercicio. Es la práctica de la primacía del amor y la dignidad de la persona por encima de toda legalidad, política o religiosa que la vulnere. Porque es en la projimidad y especialmente en las más vulnerada donde se nos revela el misterio y el escándalo de lo más humano y lo más divino, o dicho en el lenguaje religioso más clásico, el Dios mayor se hace menor. La dimensión más trascendente de la vida se nos revela en lo más ínfimo, en lo más ordinario y vulnerado, si nos atrevemos a contemplar la realidad desde su hondura, perforándola al modo de los zahories expertos en encontrar manantiales de vida ocultos en los aparentes desiertos personales y sociales de la historia.

Decía también la filósofa malagueña María Zambrano[1], exiliada durante más de 45 años en América Latina y Francia y cuya hermana, Araceli, fue detenida y torturada por la Gestapo, gravemente enferma desde entonces, que la esperanza es aliada de la fe, es el fondo último de la vida misma. Se alza como un puente sobre toda situación sin salida. Marca el camino señalando siempre otra orilla (…) la esperanza como un puente une caminos que sin él no conducirían sino a un abismo o un lugar intransitable. Se manifiesta a menudo desasida, sin agarre, sin razones, pero con capacidad de sostener la vida de quien la experimenta, convirtiéndose así en la sustancia de la vida de quienes a menudo todo lo han perdido (…) Crece en los pueblos oprimidos y en quienes viven el desamparo, tomando la forma de la resistencia, generación tras generación, mientras Occidente permanece encerrado y aislado en su angustia sin horizonte y en el uso de una inteligencia que pretende regir la realidad sin entrar en contacto con el sufrimiento y la fragilidad, e ignorando que lo más importante de la vida se recibe (…)

Subrayo de su reflexión dos cuestiones que me interesan especialmente: la primera se refiere a la paradoja de que las situaciones límites, ya sean sociales o existenciales son ecosistemas propicios a la esperanza y en ellas desarrolla su capacidad de abrir caminos en realidades intransitables. O, dicho de otro modo, las periferias como trincheras de esperanza. La segunda, es que la esperanza es un don que se recibe. Porque el Dios de Jesús camina con nosotras historia adentro sin apearse de ella y sin abandonarnos por densos y oscuros que sean los acontecimientos que atravesemos. Por eso no se trata tanto de llevar la esperanza, como si fuéramos sus poseedoras como de acogerla, como un don que recibimos en la hondura y la gratuidad del corazón y en la proximidad con quienes transitan las periferias humanas, sociales o existenciales.

La esperanza resulta entonces algo así como la dinamo de los pueblos, el principio dinámico que moviliza interna y externamente personas y comunidades y lo hace desde abajo y desde adentro. Porque la comunidad y su inteligencia colectiva son parteras de creatividad y horizonte común, habita tercamente el corazón humano, que es el lugar donde anidan los deseos más profundos. Por ello acoger y alentar la esperanza pascual requiere también un encargo: Cuidar el soplo del don, como diría el hermano Chistophe, o dicho en el lenguaje bíblico del Libro de los Proverbios cuidar el corazón porque en él están las fuentes de la vida, las fuentes de la esperanza (Prov 4,23). ¿Nos ponemos a ello?



Pepa Torres Pérez




[1] María Zambrano, Los bienaventurados, Alianza Editorial, Madrid, 2022, pág. 132- 135

jueves, 13 de marzo de 2025

DEJARNOS TRANSFIGURAR (Lc 9, 28b-36) Comentario Evangelio16 marzo 2025

El Evangelio de hoy nos remite a una pregunta que frecuentemente las cristianas y los cristianos contemporáneos nos hacemos: ¿Cómo hacer experiencia de Dios en medio del ruido, el ajetreo y los compromisos cotidianos? ¿Cómo vivir la dimensión contemplativa y orante de nuestra fe y dejarnos trasfigurar por ella, como le sucedió al propio Jesús y tantos hombres y mujeres testigos, que nos han precedido?

El texto nos da algunas claves para ello.

-El cuidado de la dimensión comunitaria

Aunque la oración es personal tiene una dimensión comunitaria, una comunidad de sentido y esperanza, que sostiene. Una comunidad, desde la que se clama a Dios conjuntamente, se expresa el anhelo de amor y comunión. Por eso Jesús invita a Pedro a Juan y a Santiago a subir al monte Horeb con Él.

-Dejarse sorprender por las paradojas y la revolución de los adverbios, que propone el Evangelio.

En la tradición judeocristiana el monte Horeb es el lugar de la revelación de Dios por excelencia. Lugar de teofanía, donde Dios selló su alianza de amor con Moisés. Sin embargo, desde una perspectiva espiritual “subir al monte Horeb” y contemplar los destellos del Misterio, más que ascender, implica descender. La espiritualidad cristiana más que los arriba de la historia y la condición humana, remite a los abajo. Invita a adentrarse en la profundidad del corazón, en la fuente del ser, a aventurarse en su hondura, vivir haciendo hoyo, traspasando la corteza de las superficialidad, hasta descubrir esa experiencia que tan bellamente expresó Etty Hillesum :

“Hay en mí un pozo profundo. Y en ese pozo está Dios. A veces consigo llegar a él, pero lo más frecuente es que las piedras y escombros obstruyan el pozo y Dios quede sepultado. Entonces es necesario volver a sacarlo a la luz (...) Voy a ayudarte Dios mío a no apagarte en mí “

“Ascender al Horeb” no es tampoco abstraerse de la realidad, ni idealizarla, sino más bien atreverse, con la ayuda del Espíritu, a perforarla y descubrirla habitada por un Amor que nos trasciende y trasfigura, si así se lo permitimos. Es decir, dejarnos configurar por el Amor, transformándonos internamente (sensibilidad, orientación vital) y externamente (prácticas, relaciones, etc) para ser cauce de tanto don recibido.

-Participar de la vida de Dios y sus testigos y profetas, dejando que algo de sus vidas impregne las nuestras

La oración es comunicación, es interrelación, es participación de la vida de Dios. Por ello nos conecta también con la larga cadena de hombres y mujeres testigos y profetas que sostienen y acompañan nuestra fe. Expresado en la teología más clásica de la iglesia, la oración nos hace participar de la comunión de los santos y santas. En este sentido nos arraiga en una larga tradición de buscadores y buscadoras comprometidos y comprometidas en hacer histórica la utopía del evangelio. Nos sostiene y alienta una inmensa nube de testigos

-Estar dispuestos y dispuestas a espabilarnos, como les sucede a los apóstoles

Despertarmos de nuestras inercias, rutinas y comodidades. No pactar con ellas, sino avivar la sensibilidad para captar al Dios de la vida, que nos sorprende siempre empujando y sosteniendo la fragilidad, en nosotros y nosotras mismas y en los y las demás.

-No caer en la tentación de separar a Dios de la historia, y del mundo. No “aspirar a hacer tres tiendas.”

La oración cristiana no nos aísla en burbujas espirituales, sino que nos implica y complica con el sacramento del encuentro, la projimidad humana y la comunión con toda vida. Nos lleva a un modo de estar en el mundo “de parte de Dios”, comprometidos y comprometidas con la realidad y el cuidado de la casa común.

-Escuchar al Hijo y su palabra encarnada en la historia y en lo profundo del corazón humano y dejarnos sobrecoger por esa experiencia.

Arrodillar el corazón ante este misterio. Dejar que cale en nosotros y nosotras como lluvia ligera, para que a su tiempo se traduzca en frutos, porque la experiencia de Dios se verifica siempre en las obras.

¿Cómo ayudarnos como comunidades cristianas a abrirnos a la experiencia de Dios y dejarnos transfigurar por ella?

 Pepa Torres Pérez 

miércoles, 5 de marzo de 2025

Revuelta de Mujeres de la iglesia de Donostia


 Un gustazo haber podido participar en esta jornada formativa y reivindicativa de las Mujeres en la iglesia exigiendo igualdad. Aurrera 

RENACER COMO MUJERES NUEVAS ( Revista Sororidad. Febrero)

Los tiempos litúrgicos también necesitan ser pensados y vividos desde la sensibilidad y la sabiduría de las mujeres. Por eso en esta editorial nos proponemos acercarnos a la cuaresma como tiempo de conversión y cambio desde la espiritualidad femenina-feminista. La conversión supone reorientar la sensibilidad y la praxis hacia la projimidad y la sororidad movida por la fuerza de la Ruah, desde la hondura del corazón y la realidad. Reorientar la propia existencia desde el amor. Un amor, que no es romántico, como no lo fue el de Jesús, pues pasa por el respeto y amor a una misma, a la dignidad propia y ajena, incluida la dignidad de la casa común. Un amor que tampoco se encierra en la dimensión intimista o individual, sino que es también político. Un amor que se traduce en compromiso y coraje colectivo para hacer de la vida un banquete sin primeras ni últimas, con quienes son excluidas del festín neoliberal que acontece hoy en nuestro mundo y despoja de bienes comunes a tanta humanidad y especialmente a mujeres y niñas.

La conversión pasa por volver a poner en el centro de la vida y de nuestros ambientes el pan y las rosas, y no el dinero ni la indiferencia. El pan, para tener de qué vivir (justicia, derechos, trabajo vivienda, etc) y las rosas, para tener por qué vivir (espiritualidad, sentido, vínculos que nos liberan y construyen sororidad e interdependencia, etc). La conversión es posible porque somos seres inacabados y porque nuestros errores y desenfoques no tienen la última palabra en nuestra vida, sino que el Di-s todo misericordia y cuidado no deja de atraernos con cuerdas de amor hacia el deseo de comunión y plenitud (Os 11,4) y nos permite recomenzar de nuevo, porque vivir es un continuo caer y levantarse, como nos recuerda la poeta Begoña Abad,

¿Qué hiciste en tu vida?

Caer y levantarme.

Aprender a curar heridas magulladas.

Echar remiendo en los desgarros

Inventar menús para los que tenían hambre

Escuchar los gritos silenciosos del miedo

Hacer hueco para que cupieran todos

Sumar y multiplicar la alegría del diario

Restar y dividir la angustia y la tristura

Abrir puertas (…)

Caer y mirar desde ahí

Caer y levantarnos

No hay conversión sin cambio. El cambio como señala Joan Chittister (2004) desempolva nuestras posibilidades y nos proyecta hacia nuevos comienzos, nos alejamos de una vida y caminamos hacia otra, de un yo hacia otro, de una forma de ser y estar en el mundo hacia otra . Florecemos de nuevo. La Cuaresma es un tiempo privilegiado para abrirnos a la escucha del Amor en el propio corazón y en el corazón de la historia y dejarnos transformar por la Ruah que la habita, para renacer con mujeres nuevas. Agarradas de la mano y la sabiduría de las mujeres bíblicas y otras que nos han precedido podemos también nosotras adentrarnos en ese nuevo nacimiento.

Así le sucedió a Débora, la juez de Israel que renació de nuevo, en medio del sufrimiento de su pueblo al levantarse y entonar un cantar (Jue 5,1) y resistirse a quedarse el lamento y la queja.

O a la mujer samaritana, que, en la escucha y el encuentro con aquel desconocido, pasó de la trivialidad y la banalización de la vida a la profundidad y al compromiso con su comunidad rompiendo expectativas y roles establecido, “impropios” de una mujer de su época”.

O más contemporáneamente a Etty Hillesum, que pasó de una vida desordenada y caótica a una vida anclada en el amor y la esperanza en la densidad del infierno de un campo de co
ncentración ayudando a Dios a no apagarse en el mundo.

O a Dorothy Day, que pasó de la increencia a la fe, liderando la revolución del corazón desde la no violencia activa y la solidaridad, con quienes transitaban las periferias de la sociedad norteamericana del pasado siglo, convencida que el Evangelio es hoy, el Evangelio es ahora.

¿A que nuevos renacimientos como mujeres nuevas nos convoca y provoca la realidad esta cuaresma?


jueves, 27 de febrero de 2025

Por un mundo donde caben muchos mundos


Gozada de encuentro y de tener amigas, amigos, amigues, tan diversx. Gracias por tan preciosa fiesta  celebrando la vida como una forma de resistencia y de seguir transformándola y haciéndola más  justa y sostenible 
 

viernes, 21 de febrero de 2025

La calle mata. Despedida de Manino


Manino ha muerto por abandono institucional. 

Las vidas migrantes importan 

V Escuela política de activismo en cuidados


Un gustazo de  escuela y de compañeras. Retomamos segunda sesión  el domingo a las 10 en la librería Traficantes de sueños  con el tema : Organización y resistencias feministas al avance de la ultraderecha en el mundo, con Vero Gago, de la colectiva Ni una menos, de Argentina. 

martes, 14 de enero de 2025

Curso de espiritualidad desde las periferias : Etty Hillesum y Christian de Chergé y sus compañeros


 Después de haber dado este curso en el Instituto de Pastoral de Madrid, me animo a compartirlo en sesiones más breves en fin de semana para quienes estáis interesados en el tema y queráis reflexionar sobre vuestra vidas a partir de la  biografía y los textos  de Etty Hillesum y Christian de Chergé y sus compañeros los monjes de  Thibirine ( Argelia) 

jueves, 9 de enero de 2025

Memoria y liberación. Homenaje a Gustavo Gutiérrez


Querida amigas, amigas y amigues:

Algunos colectivos de base nos hemos organizado para hacer un a acto de memoria y liberación en homenaje al teólogo Gustavo Gutiérrez, iniciador de la Teología de la Liberación que tan importante ha sido y sigue siendo en los procesos de liberación y revolucionarios en tantos lugares del mundo. Se retransmitirá y nos conectaremos con distintos lugares de América Latina, entre ellos con el Centro Fray Bartolomé de las Casas (Lima), uno de los símbolos de resistencia y nueva generatividad de la teología de la liberación hoy.
Únete a nosotras en esta celebración. Te esperamos

domingo, 8 de diciembre de 2024